Another version of The Walking Dead.

Tragedia

Sheyla, 23 años, mide 1'65,peso 56kg. Es una chica de mediana estatura de cabellos largos ondulados de color negro intenso. Su mirada es deslumbrante pues sus ojos son de un color miel cristalino.

Viste con una camisa de tiras de color rosa pastel, algo estropeada, al igual que su pantalón negro vaquero y sus zapatillas deportivas, blancas con rayas celestes.

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Dos chicas, hermanas, habían llegado a una cabaña después de caminar por horas. Se sintieron cansadas, así que pararon allí mismo. No entraron a esa cabaña por su deterioro y porque seguramente no habría nada de provisiones. Sheyla, la mayor, tenía un walkie-talkie en su bolsillo, aunque no lo usaba. Ella ansiaba encontrar otro para dárselo a su hermana Erika, por si se separaban o planeaban entrar a algún sitio y cada una tenía un papel para actuar rápido y con cuidado, pero separadas.

Se quedaron allí de pie,no había rastro de ningún caminante. Comenzaron a reir y hacer estupideces, sin razones aparentes. Pasaron un buen rato, divirtiéndose un rato, pero dejaron de ser responsables.

Escucharon pasos y gruñidos, pero no le dieron importancia, por estúpido que parezca. Ambas se dieron la vuelta y observaron que un rebaño se les acercaba. Fueron atraídos por tanto jaleo. Las hermanas sin poder reaccionar a tiempo entraron en pánico pues, ese rebaño ya casi las rodeaban por lo cerca que se encontraban.

En un abrir y cerrar de ojos el camino de está dos hermanas, Sheyla y Erika, se separó por completo. No querían morir allí, no era el momento.

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Sheyla llegó a un pequeño pueblo, en este no habían tantos muertos como en las grandes ciudades. No sabía como había acabado en ese lugar. Solo recordó que salió corriendo,que miro atrás una vez y no vio a su hermana...

Entró a una de las casas cerrando la puerta a su paso. Halló solamente dos caminantes, los cuales mató enseguida. Lo primero que hizo fue ir a la cocina a mirar los roperillos. Su rostro esbozó una pequeña sonrisa al encontrar un paquete de galletas y sin caducar. Parecía un sueño. En la nevera encontró una botella pequeña de coca-cola.

Abrió el paquete de galletas al sentarse en el sofá, se llevó una a la boca y sintió la gloria. Hizo el gesto de invitar a una de estas a su hermana mientras sonreía, pero esa sonrisa se esfumó enseguida al recordar de golpe todo lo ocurrido. Creyó por un instante que Erika estaba allí junto a ella, como siempre. "Fue culpa mía... mi hermanita está ahí fuera sola,perdida..." pensó. Eso desembocó en un mar de lágrimas.

Al finalizar de cenar no se puso a hacer nada productivo excepto leerse cinco libros y estar asomándose cada dos por tres a la ventana para vigilar a los caminantes.

Cayó la noche, Sheyla subió por las escaleras, miró todas las habitaciones y volvió a derrumbarse. Uno de esos dormitorios era de dos niñas gemelas o eso parecía por las fotos y la decoración todo rosa. Parecía un castigo para ella. Salió de allí dirigiéndose al cuarto de los padres, se tumbó en la cama enorme de matrimonio mientras contemplaba el techo. Lloró al recordar el terrible suceso. Al pensar e imaginar las cosas horribles que le han podido pasar o que le estarían ocurriendo. Sin embargo, Sheyla se encontraba a salvo de todo peligro. Al cabo de unos minutos se dejó dormir.