[Narrador Externo]
El encuentro se produjo al día siguiente por la mañana, sin retrasos ni tiempos de espera. Astryr lo había convertido en una prioridad y gracias a ello es que se encontraban los cuatro sentados en la mesa del Gran Salón. Hvitserk y ella habían querido estar presentes en el caso de que se tomara una decisión importante.
Ivar se había mostrado reticente durante todo el rato, recostado sobre su asiento como si no le interesara especialmente lo que aquel hombre tenía que decirle. Lo cierto es que, lejos de no interesarle, le costaba vislumbrar la veracidad en sus palabras.
—Si todo lo que dices es cierto, ¿por qué Bjorn no nos lo contó? ¿Por qué perdió tanto tiempo en el asedio? ¿Por qué tomó tantas malas decisiones si nuestro hermano estaba en supuesto peligro?
—Desconozco los motivos de Bjorn.— Respondió Viggo, quien no acababa de encontrar una postura cómoda en aquella silla de madera.— Sólo sé que su objetivo era recuperar Kattegat y enviar varios barcos al asentamiento de Franquia.
—Si eso es así, ¿por qué nadie, a parte de ti, me lo ha comentado?
—Casi todos nuestros guerreros están muertos y los que quedan no tienen fe en que su majestad movilice una flota entera para ir en búsqueda de Ubbe.
—¿Y tú sí?— Ivar alzó una ceja con incredulidad y burla.
—Ubbe es un buen amigo, da igual lo que crea, tengo que hacer lo que esté en mi mano para ayudarle.
El lugar quedó sumido en un silencio sepulcral. Ivar no se fiaba de aquel hombre de mandíbula cuadrada y grandes ojos verdes, un sexto sentido le alejaba de creer sus palabras y su presunta preocupación por Ubbe. Habían pasado demasiados años como para que ahora surgiera esto, el asentamiento debía haberse estabilizado hace tiempo. Aunque por otro lado, una parte de él le hacía ver que era totalmente posible y que su hermano ciertamente podía encontrarse en una situación comprometida. ¿Significaba eso que tenía que mandar a cientos de hombres en su búsqueda? Después de que Bjorn y el rey Helson intentaran derrocarle ya no se fiaba de nadie, y menos de desertores.
—No tengo más que aportar, esperaré a que tome una decisión. Si decide ir en su búsqueda, yo mismo lideraré los barcos.— Dijo Viggo antes de levantarse y salir del Gran Salón.
Hvitserk y Astryr se habían mantenido en silencio todo el rato, viendo cómo la conversación se alejaba más y más de sus expectativas.
—¿No vas a hacer nada?— Inquirió Hvitserk con asombro. No cabía en su cabeza cómo Ivar era capaz de tontear con la vida de su hermano mayor. Si las cosas estaban tan mal como las pintaba Viggo, la actuación debía ser rápida y eficaz.
—No me fio de él.— Gruñó Ivar, jugando con una daga en sus manos como si el asunto careciera de relevancia.— ¿Quién nos dice que está diciendo la verdad? ¿Por qué Bjorn no nos dijo nada sobre ello?
—¿Por qué demonios iba a mentir?
—Para debilitar nuestra flota y atacar la ciudad cuando vayamos en busca de quimeras.— Dijo con obviedad, mientras que Astryr rodaba los ojos ante su escepticismo e ideas conspiracionistas.
—Eres increíble.— Chasqueó la lengua Hvitserk con patente molestia.— Si fuera al revés Ubbe no dudaría en ir a buscarte.
—Y a saber qué perdería por el camino...— Se burló Ivar. Su hermano se levantó arrastrando la silla y se alejó tras darle una mirada de reprobación.
Se quedaron entonces a solas, incómodos y sin palabras. Astryr no daba crédito a la situación pero se prometió no enfurecerse con Ivar, pues discutiendo no iban a conseguir llegar a ningún acuerdo. Se inclinó y apoyó las manos sobre el brazo de él, captando su mirada al instante.
—Hvitserk y yo iremos a buscar a Ubbe y nos aseguraremos de que está bien. Si todo ha sido un cuento, volveremos a casa. Y tú te quedarás aquí, cuidando de todo lo que tenemos. ¿Te parece bien?
—No quiero que te vayas, además estás embarazada.— Dijo con preocupación, pues esta vez ya no tenía las murallas levantadas contra todo lo que le dijeran.
—Estaré bien, Hvitserk estará conmigo.— Dijo ella buscando su mano y entrelazando los dedos con los suyos. Él bajó la mirada y tomó una bocanada de aire.
—¿Estás segura de que ese hombre dice la verdad?
—Sí lo creo. Todos le creemos, Ivar. Deja de buscarle segundas intenciones a todo y piensa en el riesgo real del asentamiento. No solo se trata de Ubbe, tu hermano, sino de todas las personas que siguen allí. Necesitan nuestra ayuda.
Astryr era odiosamente convincente y a él le costaba horrores no hacerla caso cuando se ponía así, frunciendo las cejas y mostrando una expresión tan consternada como bella al mismo tiempo. Si de algo estaba seguro es que nunca le perdonaría si dejaba a Ubbe morir y, para ser sincero, tampoco se lo perdonaría a si mismo. Su problema no era ese, sino que había muchas cosas que no le cuadraban y se sentía caminar en territorio desconocido.
—Está bien, lo haremos. Pero los barcos no saldrán hasta primavera, pues hasta entonces el mar es demasiado peligroso. Y tú no irás porque tendrás que darle el pecho a nuestro hijo, ¿queda claro?— Dijo sujetando la mejilla de ella y acariciando su piel suave y rosácea. Cuando la miraba sabía que hacía lo correcto, como si en sus pupilas estuvieran escritas todas las soluciones de las preguntas y todas las explicaciones de los misterios del mundo. Ella desgranaba las cosas haciéndolas parecer simples, claras y fáciles.
Astryr deseaba ir a ese viaje más que nada en el mundo, pero Ivar tenía razón, no podía dejar a su hijo aquí privándole de la leche materna. Ni quería hacerlo ni Ivar le dejaría en sus mejores sueños.
—Vale, así lo haremos.— Asintió con una sonrisa y acarició la mejilla de él. Aún tenía cortes superficiales por todo el rostro y aún así era lo más perfecto que había conocido nunca. Repasó todas sus taras con delicadeza y él cerró los ojos, relegado al placer de sentir sus dedos y sentir que estaba haciendo bien las cosas. Ella acabó acariciando con el pulgar sus labios y finalmente se inclinó para besarlos. Agarró delicadamente su barbilla y se dejó besar por los labios dominantes de su esposo, el cual siempre la esperaba y siempre le recibía con tanta ternura como si del primer beso se tratara.— Te quiero, mi rey.
—Mi reina...— Mustió él entre beso y beso, lentamente, disfrutando con las palabras que la describían suya al borde de sus labios.
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¡Wow, 100 capítulos! Sinceramente, nunca pensé que esta historia sería tan larga y aún tengo un montón de cosas en mente. Pensé en hacer una segunda temporada, pero quizás lo pensé demasiado tarde jaja. Más o menos considero dos partes en la historia, la segunda empezaría cuando Ubbe se va al Mediterráneo y Astryr se queda con Ivar.
De todos modos, si seguís por aquí os doy las gracias, ¡podemos disfrutar todos juntos los 100 capítulos!Se viene bastante drama en los próximos sucesos que acontecerán en la historia y se introducirán nuevos personajes que animarán el ambiente (¿para bien o para mal?).
Os animo a dejar preguntas o comentarios, ¡ya sabéis que me encantara leeros!
•Os dejo unas preguntas cortas:
¿Qué opináis sobre Viggo?
¿Team Ivar o Team Ubbe?
¿Algo favorito de la historia/ lo que menos os gusta?
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El palacio del sufrimiento // Ivar The Boneless
FanfictionY te quiero a rabiar Pero sabes que hay un infierno dentro de mi cabeza No te dejes llevar Lucharé contra las fieras No te dejes llevar Tengo el corazón a medias ¿No te dije que me llenas? [Créditos: Hoy es el día - Lionware] Finalista Premios Watty...