134 - Una reina vikinga

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[Narrador Externo]

El campamento no parecía el mismo lugar que hacía unas horas, sino que ahora se encontraba prácticamente vacío y en gran parte abandonado. Era un terreno extenso el que se había ocupado para albergar a todo el ejército, repartido por todo el bosque norte de Berkshire. Pero ahora los únicos seres que habitaban los alrededores eran pequeños mamíferos y roedores. Incluso algunos ciervos curiosos merodeaban por las proximidades en busca de alimentos malamente protegidos.

El centro del campamento, donde se encontraba la base de operaciones, era el único lugar donde había personas. Los sobrevivientes de la batalla no representaban ni el treinta por ciento de todo el ejército, lo cual era algo tremendamente trágico y horripilante. Había sido una masacre total y absoluta, una pérdida humana incalculable, una derrota catastrófica... Pero todo eso quedaba en segundo plano cuando el principal problema aún no se había resuelto: el rapto de la reina.

—¿¡Dónde coño esta todo el mundo?!— Gritaba Ivar fuera de sí, tirando todo a su paso. Estaba hecho un desastre, tanto mental como físicamente. La humillación de haber sido capturado y encontrado así por su hermano era dolorosa, pero el rapto de Astryr le volvía totalmente demente.

—Están muertos, Ivar.—Resopló Hvitserk pasándose las manos por el cabello mugriento. Él no podía creer todo lo que había pasado, ni siquiera sabía por qué él estaba vivo y todos sus compañeros no. En varias ocasiones la muerte le había mirado directamente a los ojos y había seguido su camino, ¿por qué? ¿Por qué tenía tanta suerte?

—¡¡¡Joder!!!

El hermano pequeño tumbó una mesa al suelo junto con todos los demás enseres, acompañado de un grito gutural. Nadie más se atrevía a hablar, todos permanecían callados alrededor de la furia en que se había convertido el rey. A él no le importaban las muertes de sus súbditos, pero el ridículo número de supervivientes no era suficiente para absolutamente ningún plan.

—¿¡Qué coño se supone que vamos a hacer?! ¡Se han llevado a Astryr! ¡Se la han llevado!

—Padre, la traeremos de vuelta.— Intervino Einar, levantándose del tronco de un árbol con función de taburete. Con la mano izquierda se sujetaba el codo contrario, el cual se había herido en una caída. Se había quedado atónito cuando su tío le informó de la situación, pero no podía perder los estribos como su padre.—Si se la han llevado será por algo, la necesitan viva. Estoy seguro de que intentarán negociar con ella.

Fue dicho y hecho, pues esa misma noche llegaron dos mensajeros reales pidiendo hablar con Ivar Ragnarsson. Él les esperó en su tienda, acompañado de su hijo y su hermano porque nadie se fiaba lo suficiente como para dejarle solo. Estaba fuera de sí, toda esta situación le superaba con creces.

—Venimos de parte de su majestad el rey. Nuestro señor tiene una negociación que proponerle.— Habló uno de los hombres. Ivar le hizo proseguir con una leve asentimiento.—Si quieren a la reina Astryr de vuelta deberán abandonar todos los territorios ingleses conquistados, incluidos Wessex, Essex y Anglia Oriental. Si lo cumplen en el plazo de un año, la reina será liberada en la próxima primavera.

—¿Me lo estás diciendo en serio, puto enano?— Gruñó Ivar, levantándose rápidamente y agarrando del cuello al mensajero. Su compañero hizo el amago de agarrar su espada pero no hizo uso de ella, pues estaban en territorio enemigo.—Dile al imbécil de tu rey que eso no va a pasar. Quiero a mi mujer de vuelta ya. ¡Ya! Como no me la devuelva le aseguro que se va a arrepentir.

—Ivar...—Habló Hvitserk con calma. Su hermano soltó el cuello del hombre y éste comenzó a toser incontroladamente.

—¿Qué? ¡No voy a dejarla allí un maldito año entero! ¡Ni siquiera debería estar allí! ¡Me salvó, se sacrificó por mí! Juro que voy a mover cielo y tierra por sacarla de ese maldito castillo aunque sea lo último que haga. Nada se compara con el monstruo en que me convertiré como no me la traigan de vuelta.— Gruñó como un animal, su nariz aleteando sin parar y su ceño profundamente fruncido. Incluso los mensajeros temblaban ante aquel temible vikingo.

El palacio del sufrimiento // Ivar The BonelessDonde viven las historias. Descúbrelo ahora