119 - ¿Así es como termina?

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Temía que esas palabras llegaran a salir de la boca de nadie con tanta certeza. Y, para ser sincera, deseaba que nunca se materializaran verbalmente. Tenía miedo de saber la verdad, huída de ella constantemente. Siendo sincera, las dudas acerca del padre de Einar siempre habían estado allí, prácticamente desde el momento que me enteré de mi embarazo, aunque con los años se habían vuelto más frecuentes. Sin embargo, nunca ahondaba a fondo en la cuestión, sino que lo dejaba pasar, deseando que dejaran de atormentarme. De todos modos, no había forma de comprobar quién era el verdadero padre de Einar, ¿verdad?

—Tú no sabes eso.— Espeté. Él dirigió su mirada hacia mí y pude ver cómo sus ojos se habían iluminado. Pareciera como si acabara de encontrar un motín lleno de oro. Tenía la certeza de haber encontrado algo como tal.

—Sí lo sé. La última vez que estuvimos juntos fue justamente hace cinco años, ¿o lo has olvidado?

—No, claro que no.— Aparté la mirada y me crucé de brazos. Había pensado muchas veces en nuestra primera vez, aunque jamás lo admitiría. Me hacía sentir culpable, como si hubiese sido algún tipo de infidelidad. Pero la verdad era esa: amaba a Ivar con todo mi corazón y sentía algo extraño por Ubbe que nunca había llegado a comprender.— También estuve con Ivar... Después de que tú te fueras...

—¿Solo habéis estado una vez juntos?— Alcé una ceja, sorprendida por la pregunta.— Me refiero, ¿solo habéis intentado tener hijos una vez?

—No, han sido más de una. Créeme.

—¿Y a pesar de ello no habéis conseguido tener más?

Suspiré, negando con la cabeza. Acababa de dar en otra de mis dudas concurrentes. Siempre habían dicho que Ivar no era fértil, y esos rumores se acallaron con el nacimiento de Einar. Pero desde entonces no habíamos conseguido tener más hijos, por mucho que lo intentásemos. Así que sí, más veces de las que me gustaría había dudado de si realmente fue Ivar quien me dejó embarazada.

—Podría haber alguna otra explicación.— Me excusé.

—No la hay. Hace unos años visité al vidente y en esa visita me reveló que yo sería el primero de mis hermanos en tener descendientes. Por eso lo sé, por eso no tengo dudas de que ese niño es mío.

Inmediatamente le miré a los ojos y escuché cómo algo dentro de mí se venía abajo. Lo sabía, en el fondo siempre lo había sabido. Pero me había engañado tantas veces que ahora se sentía como una auténtica revelación.

De pronto todo tenía sentido, los ojos de Einar, su forma de ser... Tenía muchos más parecidos a Ubbe que a mi propio esposo, y ahora eran todavía más evidentes. Pero una cosa era cierta: Ivar le había criado y lo seguía haciendo como si fuera su auténtico padre. Si ambos supieran la verdad no me querría imaginar cómo cambiarían las cosas. Ivar sería capaz de aborrecerle solo porque era fruto de mi relación con Ubbe.

—Ubbe, yo...— Balbuceé. Él estaba mucho más tranquilo que yo, pero también había emoción en su mirada.— Por los dioses... Ivar no se puede enterar de esto... Le quiere como si fuera su propio hijo y si se llega a enterar de la verdad no sé que...

—Lo sé, lo sé. No voy a decirle nada.— Me agarró de los brazos para tranquilizarme y yo le miré con confusión. Escuchaba los latidos de mi propio corazón en las orejas.

—¿Cómo...? ¿Por qué?

—Porque... Es lo mejor para ti y para Einar.— Bajó la cabeza unos instantes y cuando volvió a mirarme pude distinguir cómo sus ojos se cristalizaban. El corazón se me hizo un puño.— He querido a ese niño desde el primer momento en que le vi. Se parece tanto a ti y a mí... Joder, es que tiene tu misma sonrisa...

El palacio del sufrimiento // Ivar The BonelessDonde viven las historias. Descúbrelo ahora