El palacio del sufrimiento // Ivar The Boneless

144 - Prisión

[Narrador Externo]

El campamento militar había resurgido de las cenizas y esta vez albergaba una potencia muchísimo mayor que la anterior. Miles de soldados se preparaban para la más cruenta batalla vivida hasta el momento y lo hacían con entereza y dedicación. A pesar del reclutamiento forzoso o del intenso desagrado que producía Ivar, la mayoría de combatientes conocían y adoraban a la reina Astryr. La mayoría estaban felizmente dispuestos a dar su vida por la monarca que los regía con benevolencia, solidaridad y entereza.

—Parece que en el paso este de la frontera hay una brecha defensiva.—Informó Hvitserk, quien acababa de llegar de una larga cabalgada junto a un grupo de guerreros. Tomó asiento entre sus hermanos y se llevó un vaso de agua a los labios sediento.— No sé cuánto tiempo seguirá así, debe ser una negligencia por parte del ejército porque sino no tiene sentido. Debemos aprovechar la oportunidad.

—Si conseguimos pasar sin llamar demasiado la atención podremos llegar a la ciudad sin ninguna baja.— Añadió Ubbe considerando las opciones.— Son poco más de veinte kilómetros de distancia, podríamos conseguirlo en cuatro horas a caballo.

Los hombres sentados alrededor de una mesa improvisada se escuchaban los unos a los otros y estimaban las probabilidades de éxito. LLevaban en tierras británicas poco más de dos días y, si actuaban ya, los enemigos no tendrían suficiente tiempo para reaccionar ante su ataque.

—No hay suficientes caballos para todo el mundo.—Observó Einar.— Habría diferencias de tiempo muy grandes si todos salimos a la vez.

—Por ese motivo no vamos a salir todos juntos.—Intervino Ivar.— Los regimientos que vayan andando saldrán cuando caiga la noche y los batallones de caballería saldrán unas horas después. La idea es atacar al amanecer, así que todos tendrán tiempo de descansar antes de que empiece el asalto.— Después sacó un mapa y lo extendió para que todos lo pudieran ver.— La ciudad está amurallada pero las torres de vigilancia son relativamente fáciles de tomar. Desde allí tenemos acceso a todo el recorrido de la muralla y también podremos abrir las compuertas de la ciudad. El secreto del éxito es el ataque distribuido y repentino, que no nos vean venir hasta que nos tengan frente a sus narices.

—Es un buen plan para entrar en la ciudad, ¿pero cómo llegaremos al castillo? Han dicho que la tienen encerrada en la más alta de las torres. Va a ser muy complicado que el ejército llegue hasta allí todavía con potencial para atacar y defenderse.— Asimiló la parte objetiva de la mesa redonda, Ubbe.

—No lo hará. Yo iré con un grupo reducido de hombres hasta el castillo para no llamar la atención, y rescataré a Astryr y mataré a cada cabrón que tenga los pies sobre ese lugar.—Bramó Ivar.— El objetivo del ejército es mantenerles ocupados, soportar la tensión de la batalla y aniquilar a tantos cristianos como se pueda durante el camino. Ahora, ¿cada uno sabe sus posiciones?

—Yo iré con el primer regimiento y me ocuparé de las torres estes.— Propuso Hvitserk con seguridad. Su pierna derecha no paraba de temblar en excitación.

—Yo iré en el batallón de caballería y asumiré la invasión desde el oeste.—Dijo Ubbe.

—Yo voy contigo, padre. Te ayudaré a entrar en el castillo.

—No.—Respondió cortante Ivar, haciendo que todos menos su hijo bajaran la mirada.— Es muy peligroso, no quiero que corras ese riesgo y tu madre tampoco lo querría. Tú debes estar abajo, liderando el batallón que espere hasta que las compuertas de la ciudad se abran y ataquen desde tierra.

—Está bien...—Einar bajó la mirada acatando las órdenes de su padre. Porque sí, seguía considerándolo como tal a pesar de la información que había salido a la luz. Ni siquiera podía mirar a Ubbe sin sentir desagrado, tanto con él como consigo mismo. Aún seguía sin asumir lo que había pasado entre su madre y él, y honestamente no quería ni pensarlo porque le causaba un enfado hacia su madre que probablemente no merecía. Lo único que quería era volver a verla salva y sana.