141 - El secreto

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[Narrador Externo]

En los últimos diez años había logrado grandes proezas, como convertirse en rey de Finlandia y del norte de Estonia, como haber iniciado rutas comerciales con los soviéticos o como convertirse en un líder militar de renombre. En esos diez años había visto crecer a su querida y única hija Asa, y se había esforzado en tener la mejor relación posible con su esposa Torvi. Pero había algo que, a pesar de sus esfuerzos, no había logrado: nunca la había olvidado.

Por ese motivo, el día que le llegó la noticia acerca del rapto de Astryr, no le faltó tiempo para arreglarlo todo y viajar a Kattegat para ayudar en su rescate. Pondría todo su ejército a disposición de la misión, haría lo que fuese necesario para traerla de vuelta. Aunque de cara a los demás lo hacía por puro altruismo, la verdad era que aún la amaba, nunca había dejado de hacerlo. Por supuesto que no pretendía inmiscuirse en la relación que tenía con su hermano, había desechado esa posibilidad hacía años, pero no podía soportar el hecho de que los sajones la estuvieran manteniendo cautiva. Él mismo había sido capturado por cristianos en Franquia, y nada se comparaba a los maltratos que le hicieron sufrir. Por esa razón, aunque todos tuvieran ganas de sacar a Astryr de allí, sus ansias eran quizás mucho mayores que las del resto. Sabía lo que los cristianos eran capaces de hacer y no quería que a ella le rompiesen de esa forma.

—Ubbe.

La voz de Torvi le sacó de sus cavilaciones. Había aprovechado un momento de descanso para afilar sus armas en la herrería cuando su mujer le sorprendió. No solían pasar mucho tiempo juntos ni hablaban de demasiadas cosas que no fueran del trabajo, así que supuso que algo importante vendría a decirle. A él no acababa de gustarle la relación tan vacía que tenían y a menudo se preguntaba si no sería culpa suya, si no era él quien ponía las distancias. Lo cierto es que Torvi era una mujer bella y fuerte a la que respetaba y admiraba, pero jamás había conseguido amarla.

—¿Qué ocurre?

—Tenemos que hacer algo. Acabo de verles entrar en la casa juntos cogidos de la mano, y no es la primera vez que veo algo así. Sé que has intentado hablar con ellos pero no ha funcionado, tienes que decirles la verdad. Tienes que decirles que Einar también es hijo tuyo.

Ubbe resopló y se pasó las manos por el rostro. Sabía perfectamente que esta situación se estaba descontrolando, pero no quería llegar a tomar la decisión final. Le había prometido a Astryr mantenerlo en secreto y quería seguir siendo fiel a su palabra, pero Asa no dejaba de desafiarle.

—No puedo, Torvi. Es Astryr la que decide si su hijo sabe o no quién es su verdadero padre, y yo tengo que respetar su decisión.

—No, Ubbe, no. También es tu hijo, tienes todo el derecho del mundo a tomar esa decisión. Es más, ellos tienen derecho a saber qué son el uno del otro. Así que si no quieres hacerlo por incumplir una estúpida promesa con Astryr, entonces hazlo por tu hija, porque si se queda embarazada de su hermanastro dará luz a un monstruo. ¿Es que quieres que pase eso?— Espetó enfadada por la inacción de su marido.

—Claro que no, por eso he estado intentando separarles...

—Pues ya ves que no ha sido suficiente. Te estoy dando la oportunidad de ser honesto con tus hijos, pero si no lo vas a hacer se lo diré yo misma.

Torvi se dio la vuelta y volvió por donde había venido, dejando a un Ubbe abatido y en un mar de dudas. Se encontraba entre la espada y la pared, hiciera lo que hiciera iba a dañar a alguien. Pero Torvi tenía razón, las consecuencias de la relación entre dos hermanos eran mucho más severas que las del incumplimiento de una promesa. Tenía que hacerlo, por lo menos Asa merecía saber quién era realmente Einar. Solo esperaba que el secreto nunca llegara a los oídos de Ivar.

El palacio del sufrimiento // Ivar The BonelessDonde viven las historias. Descúbrelo ahora