[Narrador Externo]
—¡Lucha! ¡Vamos!— Espetó con ferocidad, perpetrando continuos ataques contra su cuerpo. El niño apenas conseguía seguir el ritmo frenético de su padre, cuyo brazo se movía a una velocidad pasmante. La fatiga que se acumulaba después de varias horas de entrenamiento tampoco le ayudaba a perfeccionar sus reflejos, sino todo lo contrario, le dejaba aturdido hasta el punto de perder el equilibrio y caer en la arena. Su padre le apuntó con la espada de madera.— Nunca permanezcas más de un segundo en el suelo. Si te caes, debes levantarte al momento.
—Pero estoy cansado.
—Una batalla cansa mucho más que todo esto.— Apartó el arma y la dejó caer en el suelo en signo de rendición. Después se sentó en la arena, a pocos metros de las olas que entraban del fiordo.
Einar arrastró su cuerpo cansado hasta sentarse al lado de su padre y lo miró con interés por largos segundos. Ivar llevaba extraño demasiado tiempo como para no llamar la atención de su propio hijo, quien lo notaba distante, frío e incluso triste. Las últimas semanas en Kattegat habían sido un ir y venir de personas que le mostraban sus respetos y con las que tenía largas reuniones para determinar el futuro del reino. Pero el resto del tiempo estaba solo o entrenando con Einar, siempre entregado más a sus pensamientos que a la acción que cometía. Hacía tiempo que Einar no le veía sonreír y estaba seguro que tenía que ver con la falta de su madre, cuyo regreso era cada vez más incierto.
Lo cierto es que Ivar no se pasaba la mayoría del tiempo solo –como muchos pensaban–, sino en compañía del hombre convaleciente que se hacía llamar Viggo. Mataba las horas tutelando y supervisando sus torturas, las cuales solían ir acompañadas de súplicas y quejidos. Nadie podría llegar a entender qué es lo que encontraba en ese ambiente para querer quedarse tanto tiempo cada día. Muchos lo calificarían de sádico e incluso psicópata. Y quizás había algo de eso también, pero su comportamiento era más que nada masoquista. Necesitaba sentirse odiado y despreciado, le gustaba ver el dolor en los ojos de otra persona porque le definía justamente como un monstruo cruel y despiadado. Porque sintiéndose así entendía que ella le hubiera abandonado y entendía también que no habría de tener esperanza en nada que no fuera la muerte y la destrucción. Al fin y al cabo, un monstruo no tenía capacidad para querer y eso era justamente lo que Ivar suplicaba por perder. Quería inmunizarse al amor, olvidarla para siempre porque ella nunca volvería, porque esta vez había elegido a Ubbe antes que a él.
—Mamá va a volver.— Dijo con seguridad Einar jugando con la arena. A veces, su ingenuidad sacaba de quicio a Ivar.
—No, no va volver. Deberías dejar de pensar en ella.
—Pero prometió que volvería.
—¡Bueno, pues mintió! No pienses en ella, no la eches de menos... La esperanza solo te puede hacer daño.— Renegó alzando la voz. Su mirada se había vuelto oscura y casi vacía. Casi... Él no deseaba que su hijo sufriera, por eso le daba los consejos que no podía cumplir. Cada noche dormía solo en su habitación y deseaba encontrarla al abrir los ojos, ahogado en esperanza, asfixiado con la ilusión de volver a tenerla a su lado.
(***)
Ivar quería a su hijo más de lo que podía expresar, por lo que normalmente intentaba redimirse de su exceso de disciplina al otorgarle unas horas de juego a su lado. Para cuando Ivar cogía la figura de madera en forma de caballo, Einar ya se había olvidado del duro entrenamiento matutino y centraba toda su atención en el momento lúdico. Realmente Ivar disfrutaba de esos momentos padre e hijo, le gustaba verle reír con esos pequeños dientes y la forma en que sus grandes ojos azules se iluminaban de emoción. Pero también le hacían sentir extremadamente nostálgico, pues cuando miraba a su hijo la veía también a ella. Y entonces se preguntaba, ¿qué había hecho Einar para merecerse el abandono de su madre? Podía lidiar con su propio abandono, pero no entendía cómo su hijo estaba pasando por lo mismo sin ser todavía consciente.

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El palacio del sufrimiento // Ivar The Boneless
FanfictionY te quiero a rabiar Pero sabes que hay un infierno dentro de mi cabeza No te dejes llevar Lucharé contra las fieras No te dejes llevar Tengo el corazón a medias ¿No te dije que me llenas? [Créditos: Hoy es el día - Lionware] Finalista Premios Watty...