Eran las cuatro de la mañana cuando recogimos el ancla y pusimos rumbo a mar adentro. La ciudad aún no había amanecido y nosotros ya nos alejábamos de ella, dejábamos atrás una pequeña panorámica de lo que era Kattegat. Cada vez que hacía el siguiente movimiento con el remo, pensaba en Ivar y me recreaba en el día anterior. No podía olvidar su rostro lleno de agua cuando le salpicaba y la sonrisa taimada que me daba cuando se preparaba para contraatacar. Recordaba los pequeños momentos y los guardaba como joyas en un ataúd de madera.
—Qué manera de pensar.— Habló mi padre, sorprendiéndome gratamente. No solía hablar si no era para dar alguna orden o instrucción. Nunca habíamos tenido una conversación de padre e hija, si es que eso existía. ¿Todos los padres eran tan distantes como el mío?
—¿A qué te refieres?
—Tenías una sonrisa en la cara y la mirada perdida.— Espetó con desdén.— No hace falta que me digas en qué estabas pensando, sólo era una puntualización.
Asentí con los labios fruncidos, ligeramente incómoda por su hostilidad, y continué remando. Iba a ser un largo día.
(...)
[Narrador Externo]
Los gritos a las afueras del Gran Salón lo despertaron justo al amanecer. Ubbe soltó un suspiro de cansancio y se vistió rápidamente, interesado por ver qué estaba ocurriendo a las afueras de su casa. Al salir, se encontró con una marabunta de gente en la plaza que gritaba y alababa a Loki, el dios del caos, el engaño y la mentira.
En el centro de la plaza había un hombre desnudo atado a una viga, al cual le estaban apedreando con especial interés los genitales. Conocía ese método de tortura, se solía llevar a cabo en casos de violación a mujeres libres o casadas. Lo extraño es que Bjorn no lo había dictaminado, si lo hubiera hecho se habría enterado él también. Cuando vio a su hermano Ivar al frente de todo aquello supo que algo no iba bien.
—¿Qué diablos pasa?— Se quejó Hvitserk saliendo del Gran Salón mientras se abrochaba los botones de una chaqueta. La jauría había despertado al hombre con el sueño más pesado del mundo.
—Es Ivar haciendo de las suyas, ¿quién sino?— Ubbe bufó con rabia, hastiado de los comportamientos independientes de Ivar. Él no era rey, él no tenía ningún poder para juzgar a nadie. Pero aún así ahí estaba, matando a pedradas a algún presunto violador.
Margreth salió segundos después, avergonzada al dejar ver que había pasado la noche con Hvitserk. A pesar de que su relación era más que sabida por todos, no dejaban de mirarla mal por ello. Sin embargo, a Ubbe no le importaba en lo absoluto, es más, había animado más de una vez a su hermano para que la liberara de la esclavitud.
—A Bjorn no le va a hacer ninguna gracia.— Añadió Hvitserk, segundos antes de ver cómo Margreth se acercaba a la plaza. Intentó frenarla, pero al final de cuentas dependía de ella si quería ver la macabra escena o no.
Margreth rodeó la plaza con curiosidad, desde la entrada del Gran Salón solo podía ver su espalda y le resultaba demasiado familiar como para conformarse con eso. Al ser capaz de ver su rostro, ensangrentado pero aún reconocible, dejó escapar un grito asustadizo y se llevó las manos a la boca. Hvitserk y Ubbe se miraron mutuamente y corrieron a su lado.
Ninguno de los dos tuvo dudas entonces de quién se trataba. El hermano mayor de Astryr estaba siendo apedreado hasta la muerte bajo el mandato de Ivar. Ubbe arrugó la nariz con rabia y se dirigió a su hermano tullido con ganas de partirle la mandíbula a puñetazos.
—¿¡Qué coño se te ha pasado por la cabeza, Ivar?! ¡Es el hermano de Astryr! ¡Bájalo de ahí inmediatamente!— Gritó con voz contenida, haciendo gala de su autocontrol.
—Sé que es su hermano, Ubbe. Y no lo voy a bajar porque ni siquiera he empezado con él.— Ivar escupió en el suelo sin apartar la mirada de aquel cabrón que le había nublado el conocimiento. Se estaba conteniendo para ofrecerle la muerte más lenta y dolorosa posible.
—Bien, lo haré yo mismo.— Ubbe se dio la vuelta, decidido a bajar a ese hombre de la viga donde estaba atado. No obstante, Ivar le frenó antes de que le diera tiempo a alejarse.
—La tocó.
—¿Qué demonios dices?
—Intentó violar a Astryr. Se calentaba pensando en ella y fantaseaba con follársela. Iba por ahí hablando de ella como si fuera una furcia y le ponía cachondo poseerla con sus amiguitos de borrachera. Ahora dime que no se merece esto. Dime que vas a dejar vivir a semejante cabrón. Porque si lo haces tendrás que matarme a mí primero.
Ubbe se quedó petrificado bajo la mirada abrasadora pero honesta de su hermano. No podía creer lo que estaba escuchando, pero de alguna manera estaba completamente seguro de que decía la verdad. Ivar era muchas cosas, pero no un mentiroso. Sería capaz de matar a cualquiera sin ninguna maldita razón porque no la necesitaba, porque su locura iba más allá. Pero esta vez era diferente, había un orden, una preparación en lo que hacía. Ivar estaba diciendo la verdad.
(...)
[Narra Astryr]
El día había sido una mezcla entre agotador y aburrido, así que cuando por fin divisé Kattegat a lo lejos me inundó una felicidad embriagadora. Ya era noche cerrada y lo único que podía pensar era en tirarme sobre la cama y dormir durante largas horas. Sin embargo, aún teníamos que sacar los barriles de pescado del barco y sazonarlos en casa para su conservación. Con suerte Axe se encargaría de lo último.
Mientras mi padre y yo sacábamos los barriles comenzamos a escuchar muchos ruidos provenientes del centro de la ciudad. ¿Había alguna fiesta de la que yo no me había enterado? No podía ser, solía estar al día con esas cosas.
—Perdona.— Llamé a una muchacha que caminaba hacia su choza.— ¿Sabes qué está pasando allí arriba?
—Acaban de matar al torturado.— Respondió seca y con desinterés. Sin embargo, segundos después sus ojos se iluminaron y me miró fijamente, como quien mira a una criatura imaginaria.— ¿Eres Astryr?
—Sí.— Fruncí el ceño y noté como mi padre se tensaba y ponía atención a la conversación.
—Creo que deberías ir a verlo.
ESTÁS LEYENDO
El palacio del sufrimiento // Ivar The Boneless
Hayran KurguY te quiero a rabiar Pero sabes que hay un infierno dentro de mi cabeza No te dejes llevar Lucharé contra las fieras No te dejes llevar Tengo el corazón a medias ¿No te dije que me llenas? [Créditos: Hoy es el día - Lionware] Finalista Premios Watty...