Se podía decir que la cena con mis padres no había ido del todo mal, y aunque hubiese habido momentos ligeramente incómodos, el resultado había sido bastante satisfactorio. Dos horas no fueron suficientes para ponernos al día con todo lo que había pasado en nuestras vidas, y quizás por ese motivo estuvimos todo el rato hablando sin descanso y escuchándonos los unos a los otros. Concretamente mi madre adoraba escuchar las historias de Ivar, mucho más las pequeñas anécdotas personales que las grandes aventuras bélicas, pues eso la ayudaba a conocer a mi marido un poco mejor. Einar también era una persona muy habladora, aunque sus intervenciones iban más dirigidas a mis hermanos. Desde los comienzos de la cena, su actitud hacia mi padre había cambiado a una ligeramente más hostil debido a sus palabras contra mí, aunque intentara aparentar normalidad dedicándole algunas miradas para involucrarle en la conversación. Por el contrario, Skadi era una niña mucho más callada y observadora. Ella se mantenía en silencio en su asiento y escuchaba a todos, pero nunca participaba activamente. Yo solía pensar que era debido a su timidez, pero en ocasiones me sorprendía con imperativos en los que manifestaba su deseo de abandonar la mesa e irse a la cama. Por supuesto, Ivar siempre se lo permitía y esa era una de las muchas cosas que le reprochaba, pues moldeaba la personalidad caprichosa de la niña constantemente.
A media noche se disolvió la reunión familiar, y nosotros nos fuimos a nuestro lecho conyugal. Una vez allí, los dos comenzamos a despojarnos de las valiosas prendas que habíamos lucido durante la velada.
—¿Estás enfadada? —Me preguntó de repente, mientras me pasaba por la cabeza un vestido fino de seda que utilizaba para dormir.
—No, simplemente creo que consientes demasiado a Skadi. Siempre le dejas hacer lo que quiera.
—Estaba cansada y aburrida, ¿qué tiene de malo dejarla ir a la cama antes?
—Por respeto a mi familia se debería haber quedado. Además, esta no es la primera vez que pasa. Siempre la excusas.
Dejé el collar sobre la cómoda y empezaba a quitarme los pendientes cuando noté cómo Ivar pegaba su pecho a mi espalda y me rodeaba con los brazos. El calor de su piel me hizo tiritar y él dejó un beso húmedo sobre mi hombro.
—Me ha gustado conocer a tu familia.—Susurró contra mi piel.—Siento que te conozco mucho más que antes. Y te quiero más, también. ¿Por qué hemos esperado tanto tiempo para hacerlo?
—¿De verdad te han caído bien? —Me di la vuelta para mirarle y él entrelazó sus dedos detrás de mi espalda. Mis familiares eran esos tipos de persona tan sencillos y naturales que difícilmente podían dejar una mala impresión en la gente, pero aún así quería saber la opinión de Ivar.
—Sí, especialmente tu padre. —Bromeó. Rodeé los ojos y chaqueé la lengua.
—Te lo pregunto en serio.
—Claro que me han caído bien, cariño, son tu familia. La parte buena de tu familia, al menos.
Solté una risita y me aparté de él para terminar de quitarme los accesorios que llevaba en el cabello. Ivar fue a la cama y se metió en ella. Durante el siguiente minuto se dedicaría a colocar los cojines de tal forma que quedasen perfectamente acomodados contra su espalda.
—Me alegra saber que el marido de Ingrid vendrá con nosotros a Inglaterra. — Dijo mientras miraba cómo me deshacía las múltiples trenzas del cabello.— Tengo muchas ganas de esta redada, es quizás la más importante de todas las que hemos hecho.
—Y también la más peligrosa.
—Tendremos cuidado.—Dio unos golpecitos en la cama invitándome a entrar. Sacudí los mechones de mi cabello hasta que quedó totalmente destrenzado y me dirigí a la cama, acomodándome justo a su lado. Él pasó su brazo por mis hombros y me hizo apoyar la cabeza en su pecho medio recostado.
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El palacio del sufrimiento // Ivar The Boneless
FanfictionY te quiero a rabiar Pero sabes que hay un infierno dentro de mi cabeza No te dejes llevar Lucharé contra las fieras No te dejes llevar Tengo el corazón a medias ¿No te dije que me llenas? [Créditos: Hoy es el día - Lionware] Finalista Premios Watty...