[Narrador Externo]
Hvitserk tenía ganas de vomitar. Se encontraba de pie junto a la cama donde Astryr gritaba soltando improperios, consumida por el dolor de las contracciones. Una comadrona y varias esclavas la ayudaban a empujar, además de colocarle telas húmedas en la frente. Estaba sudando muchísimo, ¿era normal? Hvitserk sentía que se iba a marear.
—Amor, vete de aquí.— Le habló Margreth, empujándole el pecho ligeramente.— Ve a buscar a Ivar.
—Voy.— No necesitó que se lo dijeran una segunda vez, pues sus piernas reaccionaron por si solas. Necesitaba salir de allí.
Astryr se sentía sobrecogida por la intensa presión que ejercía el bebé contra sus paredes, además de las fuertes oleadas asemejadas a los cólicos abdominales. Las contracciones eran constantes, seguidas unas de otras sin darle tiempo a relajarse. Los minutos parecían horas y las palabras de aliento de sus acompañantes carecían de sentido para ella. Se aferraba a las sábanas mientras empujaba los talones contra el colchón, elevando la pelvis unos centímetros. El dolor en las ingles y en la espalda era exacerbante, prácticamente le nublaba la razón.
Ivar tardó en llegar lo que pareció una eternidad, pero por lo menos se presentó antes de que su hijo naciera. Al verla en aquel estado quedó paralizado por completo, sin saber qué hacer o qué decir. Sus formas de arreglar las cosas normalmente involucraban un hachazo, pero en este momento el causante del dolor era un nacimiento.
—¡Ayudadla! ¡Vamos! ¡Quitadla el dolor!— Exclamó al salir de su aturdimiento. Sus gritos se entremezclaron con los de ella, quien hundía la cabeza entre las almohadas entre retortijones.
—Ivar, no podemos hacer nada más que esperar a que el niño nazca.— Habló pausadamente Margreth.
—¡Me da igual! ¡Tenéis que hacer algo! ¡Está sufriendo, mierda!— Con la respiración entrecortada se dirigió a una de las esclavas y la hizo levantarse.— Haz lo que sea para que no sufra o te juro que no vuelves a ver la luz del sol.
—¡Ivar!— Gritó Astryr con lágrimas en los ojos.— ¡Déjala y cállate!
Para sorpresa de todos, él guardó silencio y se quedó estático en una esquina de la habitación. Los gruñidos de su esposa eran más de lo que podía soportar, pero necesitaba estar ahí para controlarlo todo. Quería ser el primero en sujetar a su hijo. El miedo de que fuera un tullido siempre había estado ahí y no se iría hasta asegurarse de que aquel bebé estaba sano. Pero, ¿y si no lo estaba? ¿Qué haría si su hijo era tan amorfo como él?
—¡Ya viene!— Gritó con emoción Margreth y agarró la mano de Astryr con fuerza.— Empuja.
Una esclava la agarraba de la mano y la otra, junto a la comadrona, la sujetaban las piernas para mantenerlas bien abiertas. Ivar no podía mirar pero al mismo tiempo no podía apartar la mirada. Los gritos de Astryr eran ensordecedores, se rompía las cuerdas vocales cada vez que empujaba.
De pronto, un lloro agudo y vibrante inundó la habitación. Todo lo demás era silencio para él. La comadrona sacó a la criatura y la envolvió rápidamente en una manta, para luego dirigirle una sonrisa.
—Es un niño.— Consiguió interpretar.
Ivar se acercó rápidamente y sostuvo en sus brazos a la criatura pequeña y frágil que no dejaba de llorar. No podía creer que algo tan diminuto y perfecto fuera su hijo. Sus brazos lo sujetaban sin problemas, sosteniendo el inicio de una vida, sosteniendo a un ser que respiraba por primera vez. Y las lágrimas se agolparon irremediablemente en los bordes de sus ojos, queriendo llorar de la emoción.
Por un momento, se había olvidado de su principal preocupación, pero al recordarla de nuevo se apresuró en apartar ligeramente la manta para mirar sus piernas.
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El palacio del sufrimiento // Ivar The Boneless
FanficY te quiero a rabiar Pero sabes que hay un infierno dentro de mi cabeza No te dejes llevar Lucharé contra las fieras No te dejes llevar Tengo el corazón a medias ¿No te dije que me llenas? [Créditos: Hoy es el día - Lionware] Finalista Premios Watty...