Capítulo 78

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Alya estaba sentada en el suelo, recargada en el barandal del porche de su casa.

No estaba segura de cuantas horas llevaba viendo la puerta, solo sabía que se sentó antes de que atardeciera y en ese momento ya estaba oscuro. El frio rozaba su piel como un velo.

A su lado había dos botellas grandes de whisky vacías y una más en su mano.

Las calles eran silenciosas, como si el lugar estuviera muerto. Tal vez lo estaba.

No se molestó en alzar la mirada cuando sintió que alguien se sentaba a su lado, pero sin verla supo quien era: Rosita.

-Eso no servirá de nada.- dijo Rosita.

-Cuando vengan también se llevaran el alcohol.- contestó Alya antes de tomar otro trago.

-¿Así que te lo vas a acabar todo tu sola?

-Haré mi mejor esfuerzo.- respondió, esperó un segundo antes de hablar de nuevo.- No puedo entrar a la casa. Lo intenté, pero no puedo. Entré a la de Glenn y Abraham por fotos, para esconderlas, pero no puedo entrar a la mía.

-Porque no es solo tuya.- dijo Rosita, metió la mano a su bolsillo y sacó un collar. Era una cadena plateada con un cristal rojo al final.- Esto es de la camioneta de Abraham, el faro. Yo lo hice y se regalé antes de que me dejara. Y creo que tu debes tenerlo.

Alya la volteó a ver, sus mejillas tenían marcas de que había estado llorando.

-¿Qué?- dijo confundida.- No me corresponde...

-No puedo dárselo a Sasha.- dijo Rosita limpiando una lágrima de su rostro.- Es egoísta, pero es la verdad. No puedo. Y tampoco puedo tenerlo yo. Y él solía hablar bien de ti, le agradabas.

-Y él a mi.- dijo Alya antes de tomar otro trago, luego lo tomó.- ¿Estás segura?

-Sí.- respondió Rosita.

Alya se lo puso, lo miró por unos segundos y luego lo acomodó debajo de su camisa.

-Ahora, entra a tu casa.- dijo Rosita levantándose.

-No.- respondió.

-Alya, si no te levantas ahora mismo voy a patearte hasta que lo hagas.- la amenazó Rosita.

-No lo harías.- contestó.

Rosita la pateó en la pierna, no muy fuerte pero si la lastimó.

-¡Hey!

-Te lo dije.- respondió Rosita.- Ahora levántate.

Alya dio otro trago, y en respuesta Rosita la pateó de nuevo.

-¡Me estoy levantando!- dijo Alya.- Cielos.

Apoyándose en el barandal logró ponerse de pie, quedándose inmóvil unos segundos para no marearse demasiado. Tomó las fotos que había recuperado y avanzó al marco de la puerta.

Miró el interior por primera vez en días. Dar un paso se sentía igual que lanzarse al precipicio.

-Yo... no.- dijo Alya.- No puedo, tal vez mañana...

-Entra.- le indicó Rosita. Alya negó con la cabeza.- Entonces, entraremos juntas.

-No tienes que hacer esto...- dijo Alya.

-Entraremos juntas.- repitió Rosita.

Alya terminó cediendo para después dar un paso al frente con los ojos cerrados.

Abrió los ojos y dio una mirada alrededor. Todo seguía igual, pero entrar era totalmente diferente. Se sentía diferente.

Avanzaron hasta la sala, un par de botas de Daryl estaban junto al sillón y había dos colillas de cigarro en un cenicero.

What once was || TWD Donde viven las historias. Descúbrelo ahora