Capítulo 113

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En Alexandria, el grupo de personas había salido a la nieve, en busca de la casa de Aaron.

Todos estaban sujetados de una cuerda, guiados por Gabriel, quien llevaba una linterna. La noche y la nieve no dejaban mucho terreno para ver el camino, pero al menos se sentían algo mejor sabiendo que no había caminantes.

La tormenta los abrazaba con un frío mortal. Sus dientes castañeaban, todo su cuerpo estaba temblando. Todo su ser les demandaba algo de calor.

Entre la nieve, Judith comenzó a escuchar un ladrido.

-¡Dog!- gritó con fuerza tratando de llamarlo.- ¡Dog!

Pero el ladrido solo se alejó. Así que tomó una decisión, había hecho una promesa y no iba a romperla.

Se soltó de la cuerda y empezó a correr hacia la izquierda, alejándose del grupo para buscar al perro.

-¡Judith!- gritó Merle, quien estaba detrás de ella, sabiendo lo peligroso de sus acciones.

-¡Dog!- lo llamó de nuevo Judith.- ¡Espera! ¡No!

-¡Judith!- la llamó Negan mirando como su pequeña silueta se perdía.

Sin dudar, soltó la cuerda y empezó a seguirla.

-¡Negan!- dijo Merle, pero Rosita le puso la mano en la espalda.

-¡No!- les avisó a los demás para que no se movieran.- ¡Agarren la soga!

-¡Negan!- gritó de nuevo el pequeño.

-¡Judith!- escucharon como él a lo lejos llamaba a la niña.

-¡Continúen!- decía Rosita tratando de mantener a los demás a salvo.- ¡Tomen la cuerda!

Merle vio como ambos se perdían a lo lejos. Quería ir, pero sabía que no era inteligente. Sabía que su mamá no querría que lo hiciera.

Así que se sujeto de la cuerda, la tomó con fuerza como si tuviera miedo de que sus piernas empezaran a alejarse por si solas.

Al mismo tiempo, la gente del Reino caminaba, apenas siendo capaz de ver unos metros de distancia con la nieve cayendo.

Alya tenía su capa y una pañoleta gris que había ajustado hasta arriba de su nariz. Sentía como el aire helado entraba a sus pulmones, como si tratara de asfixiarla.

Trataba de mantener su mente en otra cosa, a cada paso que daba se repetía que en solo tres más había un agradable fuego esperándola. Se mentía a sí misma y estaba tan preocupada que lo creía.

Iba hasta adelante de la fila, junto a Ezekiel, Daryl y Michonne. Al ver a el Rey deteniéndose lo imitó. Volteó enfrente distinguiendo momentáneamente tres figuras de pie, quietas.

Daryl subió de inmediato su ballesta y le disparó a una, pero hubo un sonido extraño cuando impactó en su objetivo. Como cristal rompiéndose. Y ninguna figura se movió después.

El grupo avanzó, dudoso, y vio que las demás siluetas eran caminantes.

-Están congelados.- le dijo a Michonne, recordando que ya lo había visto antes.

Solo por si acaso, Michonne les cortó la cabeza antes de que continuaran con su camino.

3 MESES ATRÁS

Rosita salió de su casa mientras Alya regresaba a su entrenamiento con su costal de box. De todas maneras ella no podía usarlo mucho ahora.

Vio a lo lejos a Daryl caminando a casa de Michonne, probablemente para descansar.

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