Capítulo 101: AÑO 5

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Alya se vio un momento en el reflejo del vidrio de la puerta.

Con el paso de los meses su cabello se había empezado a rizar, debido al agua salada. Se dio cuenta que hace tiempo no lo tenía de ese largo, pronto tendría que cortárselo, especialmente ahora que ya empezaba el verano.

Salió al patio cerrando la puerta detrás suyo. Llevaba un pantalón, una playera de manga corta y un arco en su mano derecha.

Merle volteó a oír sus pasos, sonriendo.

-¡Sí!- dijo emocionado.

-No es un juguete.- repitió Alya llegando a su lado.- ¿De acuerdo? Te voy a enseñar, pero solo vas a usarlo cuando estemos afuera.

-Sí, mami.- dijo Merle.

Era el momento de que empezara a saber defenderse.

-Bien.- dijo Alya.- Toma.

Se posicionaron a unos metros de las dianas improvisadas que tenían. Merle tomó el arco sonriendo y Alya le dio una flecha.

-Tienes que acomodarte así.- le dijo su madre.- Toma esta parte de la flecha con estos dedos.

-¿Así?- preguntó Merle.

-Sí, perfecto. Ahora tensa el arco, con fuerza.- dijo Alya.- Perfecto, ahora, dispara.

El primer disparo dio lejos del blanco, pero al mes impactó en algo.

UN MES DESPUÉS

Alya se terminaba de equipar, esta vez lo hizo por completo.

Llevaba su arma con el seguro en su funda en la pierna derecha, su cuchillo de mango azul en su cintura, accesible a su mano izquierda. Sus dagas estaban en sus botas, en el pie derecho por fuera y en el izquierdo por dentro. El par de bastones que rara vez usaba, más que para practicar, estaban retraídos en una funda que ella misma creó, en la parte baja de su espalda.

Tenía puesto un pantalón pegado pero cómodo, una playera de manga corta y su cabello atado en una coleta con unos mechones rebeldes cayendo por su rostro.

-Un poco demasiado para mi gusto.- escuchó la voz de Negan desde el marco de la puerta de su habitación.

-No recuerdo haber preguntado.- dijo Alya mirándolo.- ¿Estás listo?

-Solo me dejas tener un cuchillo, así que no es como que...

-¿Sí o no?- dijo Alya tomando su mochila del suelo.

-Sí, maldita sea.- dijo Negan.- Desde hace una hora.

Alya salió del cuarto, con el a unos pasos de distancia. En su mochila llevaba un par de botellas de agua y unos recipientes vacíos, por lo que pesaba muy poco. La idea era regresarla llena.

La castaña llegó a la puerta, donde ya estaba Merle, con su arco, que aun le quedaba un poco grande, en su mano derecha y un carcaj con flechas atravesado. Tenía un pantalón negro, tenis, una camiseta gris y encima una camisa azul de cuadros.

Su madre sonrió ligeramente al verlo, hoy sería su primera expedición, era hora. A pesar de que lo único que quería era envolverlo en cinta y no permitir que le pasara nada, sabía que la única manera de protegerlo era enseñarle como se tenían que hacer las cosas y confiar en que aprendería lo suficientemente rápido.

Por supuesto, la idea de confiar no le agradaba en nada.

-¿Estás listo?- le preguntó.

-Totalmente.- respondió Merle.- ¿Nos vamos?

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