Capítulo 91

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El sol alumbraba la comunidad.

Todos estaban trabajando de nuevo, y la mayoría estaban exhaustos.

Habían perdido a muchas personas dentro y fuera de la mansión. Fueron nuevas tumbas que cavar.

Alya estaba preocupada por Carol. Henry, el hermano menor de Benjamin, fue quien le abrió las puertas a los Salvadores en la noche y ahora estaba desaparecido. Ayudó a buscarlo por todo Hilltop, pero no tuvieron suerte.

Daryl estaba sentado en la caja de una camioneta cerca de la entrada de la mansión. Tara salió y se le empezó a acercar.

-Hola.- dijo Daryl.

-Hola.- respondió.- Ya va más de un día y aún no estoy enferma. La doctora dice que estoy bien.

-Es porque eres una hija de perra muy dura.- dijo mientras afilaba sus flechas.

-Daryl... significa que Dwight me tiró con una flecha limpia.

-O que quizá tuviste suerte.- dijo Daryl.- Podría ser cualquier cosa. No es como la mordida, a veces no pasa nada.

-Daryl...

-Mira. Si Dwight lo sabía, pudo avisarnos.- dijo Daryl.- Enviarnos un mensaje.

-Quizá no pudo.- dijo Tara.

-Dejó pasar un día entero mientras nuestra gente se moría.

-Todos los demás heridos en la batalla se enfermaron.- dijo Tara.- No puede ser un accidente.

-Así que lo perdonas, ¿verdad?- dijo Daryl mirándola.

-Tal vez.- respondió Tara.- Dijiste que podríamos necesitarlo y quizá lo necesitamos más que nunca. Lo que digo es que, si lo hubiera matado... quizá yo estaría muerta ahora. Mira, haz lo que debas hacer. Solo tienes que saber que los haces por ti. Yo no lo haré.

Comenzó a avanzar de regreso a la mansión.

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Alya guardaba de nuevo la carta de su hermano en un cajón del cuarto que le dieron con Daryl.

No estaba bien, para nada. Daryl le ayudaba a que, al menos por momentos, lograra olvidar todo lo que pasaba y se sumergiera en una burbuja donde todo estaba bien. Pero no duraba para siempre.

Se sentía enojada, triste y derrotada continuamente. Sabía que no podía guardarlo porque eso poco a poco la mataría por dentro, y por Carl, no podía permitir que eso pasara. Así que leía su carta, lo hacía una y otra vez dejando salir todo lo que la atormentaba. Se permitía sentirlo.

En ese punto no se daba cuenta, pero cada vez que lo hacía una muy pequeña parte de ella empezaba a curarse. Empezaba a sanar. Estar con Judith también la ayudaba mucho.

Una vez se aseguró de que su rostro no mostrara signos de haber estado llorando. Se cambio poniéndose un pantalón oscuro con una playera azul claro y su chamarra encima. También se puso sus botas y guardó sus cuchillos. Quería salir a ver si lograba encontrar algo para comer o tal vez poner unas trampas para conejos.

Se puso su mochila negra del lado en caso de conseguir algo.

El sol de la mañana entró en sus poros calentando su piel cuando salió de la mansión. No era muy fuerte, solo agradable.

Mientras avanzaba a la puerta se dio cuenta de que su padre le llevaba la delantera por unos metros. Tenía su subfusil consigo y llevaba puesta su chamarra café con peluche en el cuello. Ella aún no comprendía como logró quitarle toda la sangre de cuando vinieron a Hilltop por primera vez y un hombre se desangró arriba de él. Algún día la preguntaría el truco.

What once was || TWD Donde viven las historias. Descúbrelo ahora