Capítulo 125

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Alya se encontraba en el lugar que habían pasado el día Carol y Daryl. 

Estaba segura que era el lugar indicado, no solo por una lata tirada en el suelo y las marcas, sino también porque esa posición tenía una vista perfecta a un campo despejado, donde estaba una horda. Probablemente no tenía mucho que se habían ido, pero no faltaba para que anocheciera. 

El camino que tomó para llegar era el mismo que ellos debieron de tomar al regresar, pero no se los encontró. Estaba segura de que se fueron a otro lado, lejos de Alexandria. 

A la frontera. 

Maldijo en voz baja antes de empezar a caminar, apresurada. 

No se habían molestado en cubrir sus huellas, al menos hasta ese momento. Seguirlos sería fácil, pero, ¿encontrarlos antes de que hagan algo estúpido? No mucho. 

Aprovechando que aún estaba en su territorio empezó a silbar. Caminaba sin cuidado, rompiendo ramas y haciendo ruido.

No faltó mucho para que un caminante saliera, atraído por el sonido. 

-Perfecto.- dijo la castaña en voz alta.- Eres justo lo que necesito. 

Sacó su cuchillo y se preparó. 

Si iba a entrar al territorio de los caminantes, necesitaría un camuflaje. 

NEGAN

Oficialmente el sol había dejado de proporcionar rayos de luz. 

Había estado todo el día con trabajos pesados, nada que no pudiera manejar, por supuesto. Pero estaba cansado. 

Cocinaron un cerdo con un hoyo en la tierra, y pronto estaría listo. No podía esperar para probar un bocado. 

-Pobre Gary, fue un desgraciado. Pero debo decir, que es la clase de cosas que haría por mi nueva familia.- decía Negan.

De repente, Beta le habló, rodeándolo. Negan no era bajo de estatura, pero incluso él tenía que subir la mirada si quería verlo a los ojos. 

-Solo aquellos que se han ganado el derecho de caminar entre nosotros pueden comer. 

-¿Ganado?- dijo Negan manteniendo la mirad.- Sherk, yo ayudé a matar y cocinar el maldito cerdo. Vamos, ¿sí? Al menos, merezco un trozo de tocino.

Beta solo lo tomó del hombro sin previo aviso  y lanzó con una mano al suelo. 

Negan lo miró enfadado, por un segundo el gran tamaño de su oponente no lo intimidó y estuvo a punto de levantarse y buscar pelea, pero vio a Alpha. 

Estaba parada no muy lejos, apoyándose en la oscuridad del bosque, observándolo. 

Fue como un recordatorio de que tenía una misión, que debía mantenerse enfocado. 

Su cara cambió, volviendo a su regular sonrisa. Luego se levantó y miró a Beta mientras se sacudía ligeramente la tierra. 

-Lo que diga, jefe.- dijo tragándose su orgullo y dándose la vuelta. 

No fue la respuesta que Beta esperaba. 

Negan solo caminó a uno de los troncos donde tres susurradores se encontraban comiendo, y a pesar de que estaban cerca, cada uno se encontraba en sus pensamientos. 

Se sentó al lado del más cercano, tenía una máscara pero era evidente de que era un hombre. Este portaba unas flechas en su espalda. 

Sin decir nada, el Susurrador tomó lo último de su carne y se la dió a Negan. Él comió, agradecido pero sin decir nada.

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