Capítulo 34

1.7K 162 3
                                    

Alya no habría soltado su arma de si solo le hubieran apuntado a ella. Pero al lado de la cabeza de Daryl estaba el cañón de una pistola, no tuvo opción.

Dos hombres la tomaron por los hombros llevando sus manos atrás. Tres hicieron falta para contener a Daryl, él forcejaba tratando de soltarse mientras maldecía. Alya comenzó a hacer lo mismo una vez vio que los llevaban en distintas direcciones.

Le pusieron un pequeño costal en la cabeza, pero ella nunca dejó de tratar de zafarse. Supo que había entrado a algún edificio porque el sonido del caos exterior disminuyó hasta dejar de ser notorio.

La sentaron en una silla, sintió como ataban con cinta adhesiva su manos detrás. Se alejaron de ella y poco después se escuchó como una puerta se abría de nuevo. Alya dejó de forcejear para concentrarse en lo que podía oír.

-Déjennos.- escuchó la voz de un hombre.

Se escucharon los pasos de dos personas saliendo del lugar, luego se cerró de nuevo la puerta.

Alya se tensó cuando sintió que el hombre restante se acercaba a ella, luego de un segundo le quitó el costal de la cabeza.

Lo inspeccionó por un momento.

Era un hombre de no más de 30 años, de tez clara, tenía el pelo corto y algo de barba, parecía atlético.

-Al Gobernador no le gusta nada lo que tu y tus amigos hicieron.- dijo mirándola.

-¿Dónde está mi arma?- preguntó Alya mirándolo a los ojos.

Sus cuchillos seguían en su lugar, supuso que como pensaban que no los alcanzaba, no representaba gran amenaza. Y tenía razón, por más que torcía sus muñecas, la cinta no cedía.

-Creo que no entiendes.- dijo el hombre.- Yo hago las preguntas.

El hombre se acercó poco a poco hasta quedar frente a ella, puso su mano derecha sobre la pierna izquierda de Alya, ella solo lo veía a los ojos.

No tenía las piernas atadas, grave error de ellos.

Aprovechando la proximidad del hombre, Alya tomó fuerzas y lo pateó en la rodilla derecha, justo en la articulación.

-¡Perra!- gritó el hombre alejándose por el dolor, apenas se mantenía de pie, estaría en el suelo sino se hubiera agarrado de la mesa.

Alya sabía que el golpe no había sido con fuerza suficiente para romperle la rodilla y se maldecía por eso. De haber tenido otro ángulo, lo hubiera logrado.

Apenas el hombre pudo estar de pie sin doblarse, se acercó a Alya con furia y le dio un golpe en el rostro, en la mejilla izquierda.

Ella volteó la cara por el impacto, cerró fuertemente los ojos al sentir el dolor en su labio. Cuando te lastimas un labio, las ganas de llorar se incrementan mucho y ella no quería derramar una lágrima. Movió un poco la boca, luego usó sus fuerzas para contenerse y luego volteó de nuevo al hombre.

-¿Te gusta golpear mujeres atadas?- preguntó mirándolo.- ¿Por qué no me sueltas y hacemos esto más justo?

Sintió un sabor metálico en la boca, sangre. También sentía como algo escurría lentamente por su mejilla, donde tenía un pequeño ardor. No necesitó verse en un espejo para saber que tenía una herida ahí. El idiota le había abierto el pómulo.

El hombre parecía a nada de decir algo más cuando la puerta se abrió.

Otro hombre de rasgos latinos estaba ahí.

-La quiere afuera.- fue lo único que dijo.

Él se acercó, cortó la atadura de sus muñecas y la tomó fuerte del brazo.

What once was || TWD Donde viven las historias. Descúbrelo ahora