Narra Mateo
Le saludo cálido, aunque incómodo. No me esperaba tenerle en Madrid.
+ ¿Pero que haces aquí, tronco?
• Un viaje de última hora.
Explica.
• A ver cómo van todas esas cosas que tienes que contarme.
+ Eva, cielo, ve a darte ese baño que se te va a enfriar el agua.
Le pido.
E: But I want to be with Sebastián. (pero yo quiero estar con Sebastián).
Protesta. Es tenerle aquí y su inglés vuelve a aparecer.
• Hazle caso a Mateo, que luego te leo todos los cuentos que quieras para dormir.
E: And also play with me. (Y también juega conmigo).
• Vale.
La pequeña desaparece en el baño y yo abro dos botellines de cerveza, llevándolos al salón.
• ¿Qué novedades tienes de Malú?
+ Ninguna, te lo habría dicho por teléfono.
Miento.
• Mateo, llevas meses investigándola y todavía no sabes nada de ese bebé.
Me recrimina molesto. Estaba tardando en perder la paciencia.
+ Te he dicho miles de veces que no soy la persona indicada para investigarla, Sebas.
Mido mis maneras. Eva está en juego y no puedo permitirme mandarle a tomar por saco como me gustaría. No hasta que consiga su custodia permanente.
• Y yo a ti que no hay nadie más que lo haga.
Resoplo.
+ No sé nada.
• ¿Tan difícil es ganarse su confianza?
+ No habla del tema.
Explico sin mentir. No hace falta que le diga que jamas se lo contaría si lo hiciera.
• Pues consigue que lo haga.
Levanta la voz.
• ¿Quieres más dinero?
+ No quiero dinero, Sebastián.
Prometo lleno de asco. No he tocado ni un solo euro de lo que me entregó. Puedo apañármelas con el trabajo real que hago en Sony, aunque haya entrado allí por sus contactos, me mantengo por mi curro.
• Mira Mateo, te mandé a Madrid en noviembre, estamos a pocos días de mayo, empiezo a impacientarme.
+ Sebastián, hago lo que puedo.
• Pues tendrás que poder más.
Sentencia.
• Porque llevas seis meses dándome largas.
Me recuerda.
• Y yo necesito saber si tengo un hijo con Malú.
Voy a contestar, pero un fuerte ruido que viene de mi habitación reclama nuestra atención.
+ ¿Eva?
Pregunto corriendo en su búsqueda. Tiene que haberse caído. La puerta del baño está entornada, y la voz dulce de la pequeña se escapa con la melodía de una canción infantil que le canta a su inseparable Rapunzel. Si Eva sigue en la bañera, ¿quién hay en mi habitación?
Me asomo con cautela y el mundo se me viene abajo cuando la veo en el suelo, con los ojos rojos y llenos de lágrimas. Su labio inferior tiembla y su mirada está totalmente perdida y llena de dolor.
+ Malú...
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Todos los secretos (Segunda parte)
RomanceUna historia en la que TODOS tienen algo que ocultar