Narra Malú
+ Por fin solos.
Me he metido en la cocina a cortar unas verduras para cenar y siento sus brazos rodearme por la espalda.
+ Niña dormida.
Me cuenta besándome el cuello. Yo me aparto el pelo e inclino la cabeza, dejándome hacer. Hemos pasado toda la tarde pegaditos y acaramelados, pero estaba deseando que Eva se durmiera.
- Mmm.
Disfruto de sus labios en mi clavícula. Su mano invade mi pecho y su pulgar se entretiene demasiado en mi pezon.
- Te echaba de menos.
Prometo girándome para devorar su boca.
+ Y yo, mi niña.
Cuelo mis manos por debajo de su camiseta, acariciando sus pectorales sin interrumpir el baile que hacen su lengua y la mía. Las suyas tampoco se quedan quietas. Recorren mi cintura, aprietan mi culo por dentro de mi pantalón, apegándome a su abultada intimidad, que no dudo en atrapar para torturarle.
+ No.
Me obliga a soltarle tan bruscamente que me asusto. Él se ocupa de unir nuestras manos y me sonríe transmitiéndome tranquilidad.
+ Llevo sin tocar a una mujer desde la última vez que te hice mía.
Se explica haciéndome sentir fatal. Han pasado casi cuatro meses desde entonces. Yo me follé a Antonio en México y a otros tíos más que ni recuerdo sus nombres aquí.
+ No sabes cómo estoy.
Ríe algo cortado.
+ Podría correrme solo con mirarte.
- Joder, Mateo.
Me quejo con ganas de llorar. No estábamos juntos, pero igualmente me siento culpable.
+ Oye.
Atrapa mi cara con ambas manos.
+ Quiero que ahora solo pienses en mí, no en lo que haya pasado en este tiempo.
- Siempre he pensado solo en ti.
Confieso. Me desfogué, pero en ningún momento dejé de desear que fueran sus caderas las que colisionasen con las mías.
- Hazme el amor.
Le pido. Necesito olvidar todo lo que ha pasado desde la ultima vez, y sentir nuevamente que somos uno.
+ Vamos a mi habitación.
Nos guía deshaciéndose de nuestra ropa en el camino. Con delicadeza me tumba en su cama, haciéndolo él sobre mí. Me besa con deseo, mientras termina de desnudarme con cautela. Me vuelven loca sus maneras, tan salvajes y atentas a la vez.
- Nene.
Me roba un suspiro. Al despojarse de mis bragas se ha ocupado de darle atención a la cara interna de mis muslos, y sentirle tan cerquita de mi feminidad me hace enloquecer.
- Ven aquí.
Tiro de su pelo para volver a tenerle a la altura de mis labios que se mueren por atacar los suyos. Mientras repta por mi cuerpo sin dejar ni un solo trocito de piel sin atender flexiono las piernas, abriéndolas para que se hunda en mí.
- Mmm.
Gimo con el primer roce de su largura en mis profundidades, lo que parece ponerle demasiado, porque empieza a moverse con tanta destreza, que me obliga a gritar.
- ¡Agh, Mateo!
Me corro tan rápido que me mira buscando la confirmación de que he alcanzado las estrellas, buscando llegar al mismo objetivo.
- Sí.
Consigue luz verde para hacerlo él.
- No te quites.
Le pido. Nuestras respiraciones empiezan a acompasarse, pero aún me apetece sentirle dentro. Quiero que sigamos siendo uno.
- Te quiero.
Prometo abrazada en cuerpo y alma a él.
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Todos los secretos (Segunda parte)
RomanceUna historia en la que TODOS tienen algo que ocultar