- ¿Tú no piensas como José?
Pregunto.
- ¿Que es un capullo y mientras más lejos le tenga, mejor para mí?
No puedo ignorar la opinión de la mujer que me dio la vida. Ella pocas veces se equivoca.
P: Yo creo que el amor no se finge.
Sentencia reflexiva.
P: Se quiere de verdad o no, y las mentiras siempre se acaban descubriendo, ya lo hemos comprobado.
Remarca.
P: Las palabras pueden engañar, los hechos no.
- Eso no contesta a mi pregunta.
Insisto obligándola a mojarse con una respuesta tajante.
P: A mí Mateo me decepcionó, Malú.
Anuncia certera.
P: Y tanto.
No finge que ha sido un detalle.
P: Pero tampoco me puedo olvidar de su mirada de preocupación aquella noche que pasaste en el hospital, y que él lo hizo contigo, a pesar de haberle dicho repetidas veces que se fuera.
Recuerda.
P: Ni tampoco cuando os vi juntos en tu casa, la mañana después de que Pepe estuvo allí y te lastimó tanto.
Piensa cuidadosamente en cuáles serán sus próximas palabras.
P: Ni el cariño y la calma que te transmitía en cada recinto minutos antes de subirte al escenario cuando eres un nervio.
Hace una pausa para consolidar sus argumentos.
P: Te he visto mejor con él que en toda tu vida.
Confiesa.
P: Creo que ese chiquillo te ha querido y cuidado de verdad.
Me mira cauta.
P: Y el tiempo que habéis estado juntos, te hizo feliz.
La escucho atenta, porque además de validar completamente su opinión, no podría negar nada de lo que dice. Sus palabras vienen cargadas de sabiduría y cariño.
P: Tampoco puedo ignorar todo lo positivo, Malú.
Acaba con aquella reflexión tan certera.
- ¿Tu le perdonarías?
P: Cielo, yo no puedo hacer eso por ti.
Atrapa mi mano, compasiva.
P: Soy tu madre y voy a apoyarte siempre. No importa si me cuentas que vuelve a ser mi yerno o si le has dejado ir.
- Pero...
P: Yo solo puedo aconsejarte que te escuches a ti misma, no a lo que pensarán los demás.
Me interrumpe.
P: Ni a tu orgullo.
Acierta a decir, dejándome muda y pensativa.
P: Ahora ve a buscar el postre, que yo iré a por José.
- No le riñas.
Pido. En el fondo me gusta sentir que mi hermano va a protegerme de cualquiera que pudiera hacerme daño, incluso si esa soy yo.
Narra Mateo
Corto la llamada con mi nuevo jefe. Han aprobado mi paso de Madrid a Miami, manteniendo mi trabajo en Sony. La semana que viene me esperan en las oficinas allí.
Busco en el móvil el contacto de Malú. Deseo con todas mis fuerzas hablar con ella, contarle que las cosas se han dado como quería, hasta que mi cabeza me frena, recordándome que aquel traslado lo he pedido para mantenerme lejos de ella. Que seguir intentando recuperarla no merece la pena, porque su rechazo se hace muchísimo más doloroso de lo que imaginaba.
+ Te quiero.
Suspiro mientras mis ojos recorren cada letra de su nombre en la pantalla y luego le doy a la opción de borrar. Tenerla entre mis contactos es demasiada tentación. Solo espero que quitarla de mi móvil ayude a arrancarla también de mi corazón.
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Todos los secretos (Segunda parte)
Storie d'amoreUna historia en la que TODOS tienen algo que ocultar