Capítulo 230

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Narra Mateo

Para mí sorpresa la puerta se abre a la primera. Un segundo después veo salir a Verónica a mi encuentro.

V: Joder, Malú tiene mala cara pero tú estás demacrado.

Si ella supiera lo que han sido estas dos semanas, y especialmente el día de hoy.

+ Hola Vero. ¿No quiere verme, no?

Más claro agua. Su amiga niega con un movimiento de cabeza.

+ Dale esto.

Le entrego una rosa.

+ No puedo quedarme.

V: Mateo, espera...

Me llama cuando doy la vuelta para subirme al coche.

V: Me preocupas.

Creo que es la primera persona de su entorno que repara en mí.

+ ¿No vas a decirme que soy un canalla, que me vaya de aquí y la deje en paz o que...?

V: No.

+ ¿Cómo está?

V: Mal... fatal.

+ La quiero, Vero.

Prometo.

+ No se que hacer para que me perdone.

Se encoge de hombros.

V: No dejes de intentarlo.

Me da algo de esperanza.

+ ¿Me odia? ¿Crees que tengo una oportunidad con Malú?

V: Pídeme lo que quieras, pero no que te hable de ella.

Contesta compasiva.

+ Está bien... gracias.

V: ¿Sabes que la semana que viene se va a México, verdad?

+ Sí.

Seguirle el paso profesional desde Sony no es difícil.

+ Ya veré cómo hacerlo cuando esté allí, ahora tengo que irme.

Anuncio. Estoy perdiendo minutos que no tengo. He venido aquí a cumplir mi promesa de seguir intentando recuperarla, pero no puedo permitirme más.

V: Vale.

+ Gracias, Vero.

Aprecio sus maneras.

Narra Malú

- Tírala.

Le pido a mi mejor amiga cuando aún está en la puerta. Agradezco que me hiciera el favor de salir ella y no obligarme a enfrentarme a Mateo.

V: ¿No vas a leerla?

Me enseña la carta que viene junto a mi rosa, e inhala su olor.

- No.

V: Vale.

Se mete a la cocina y un par de minutos después vuelve a sentarse en el sofá junto a mí.

V: No se le veía bien.

Me cuenta sin que yo quiera escucharlo, pero inevitablemente enciende mis alarmas.

- ¿Por qué?

Se encoge de hombros.

V: Llevaba prisa, me ha pedido que te entregue la flor, nada más.

- ¿Pero, le ha pasado algo?

Insisto alterada.

V: Que no lo sé, Malú. Si tanto te preocupas por él, llámale.

- ¿Te estas quedando conmigo?

La miro seria.

V: No, tía, pero es que no sé que le pasa, simplemente se veía mal. Igual es por ti.

Baraja aquella opción.

V: Pero la intuición me dice que ha pasado algo más.

Su comentario me pone de los nervios.

- No puedo llamarle, Vero.

Siento mis ojos encharcarse.

- Hazlo tu.

Suplico cuando una lágrima recorre mi mejilla.

V: ¿Estas tonta?

Me cede mi móvil.

V: Si quieres hablar con él, tienes que hacerlo tú.

- Porfa.

Le ruego sollozando.

- Pero del tuyo.

No se como consigo convencerla. Creo que simplemente ha visto mi cara de genuina preocupación.

V: No lo coge.

Yo misma corto por segunda vez consecutiva. Hemos usado el altavoz.

Todos los secretos (Segunda parte)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora