Capítulo 267

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+ Eres tan bonita.

Me mira embelesado en la penumbra, hablándome en susurros y quitando el pelo que se me ha quedado pegado en la frente con el sudor.

Me abrazo a su cuerpo con fuerza. Ahora mismo cualquier palabra limitaría mis sentimientos, pero creo que con todo lo que le echaba de menos, no fui capaz de darme cuenta cuanto necesitaba estar con él.

+ Te quiero, Malú.

Promete.

+ Te quiero mucho.

Busca mis labios que se encuentran sedientos de los suyos. Nuestro beso da paso a un segundo asalto, que ambos necesitamos. Sale de mi interior, girándonos para dejarme sobre su cuerpo. Me besa, y con sus manos atenta contra mis pechos, masajeándolos, pellizcando mis pezones, y robándome suspiros que arrastran su nombre.

- ¿Ahora si puedo tocarte?

Pido permiso sin importarme su respuesta. Mi mano juega con su amiguito que se ha vuelto a crecer.

+ Mmmm

Disfruta.

- No sabes lo que me pone verte rendido a mí.

Confieso clavándole la uña en la punta, lo que le lleva a gemir sonoramente.

+ Uf.

Se queja, tomando una bocanada de aire. Sonrío perversa, me apetece torturarle un poquito más, por lo que sigo con mis atenciones en su masculinidad, usando también mi boca, dejándole prácticamente sin respiración.

+ Mmmm Malú, me vas a matar.

Advierte.

- ¿Te gusta?

+ Ven aquí.

Me obliga a volver a sus labios, atacando los míos con desesperación.

+ No me gustas.

Vuelve a girarnos, mirándome lujurioso.

+ Me vuelves completamente loco.

Sentencia llevándose mi labio entre sus dientes. Sus manos acarician mi cuerpo, quemándome con el roce de tal forma que me roba la respiración. Bruscamente abre mis piernas y cuela tres dedos haciéndome delirar.

- Mateo.

Suspiro levantando las caderas. Puede que ahora mismo me muera de placer.

+ ¿Qué pasa, reinona?

Por primera vez vuelve a llamarme con ese mote cariñoso que tanto me gusta y que me hace sentir completamente suya. Nadie nunca me ha llamado así, y lo siento mucho más íntimo y personal que aquellos apelativos tan usados que llegan a gastarse.

+ ¿Quieres que pare?

Cuestiona irónico. Su pulgar hace maravillas en mi clitoris sin que sus otros dedos dejen de bailar en mi interior.

- Mmmm.

Le hago saber cuánto disfruto de lo que hace.

- Ahhggg

Gimo cuando además muerde mi pezón. Abro los ojos que mantenía cerrados antes de sentir aquel orgasmo recorrerme y le veo sonreír satisfecho.

Me lanzo a sus labios sin haber recuperado el aliento.

- Te necesito dentro.

Se posiciona colocando mis piernas sobre sus hombros y vuelve a besarme, uniendo nuestras manos y penetrándome de una forma tan placentera que todo Madrid podría oírme chillar.

Todos los secretos (Segunda parte)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora