+ ¿Malú?
Me acerco a ella comedido.
- Mateo.
Se sorprende al verme y suelta el aire que parece haber estado reteniendo. Hace hace un puchero que me enternece, evitando romperse del todo frente a las escrupulosas miradas de Eva y Elena.
- No os vayáis.
Me ruega en un murmuro, mirándome a los ojos. Los suyos están empapados.
El: Eva, vamos a por ese batido que tanto te apetecía.
Mi hermana podría asesinarme con la mirada ahora mismo por no haberle contado la verdad, pero agradezco que no deje de ser enormemente asertiva y nos regale la privacidad que tanto necesitamos, aunque sé que luego tendré que darle explicaciones.
+ ¿Qué haces aquí?
- No te vayas.
Vuelve a pedirme, haciéndome saber el motivo de su presencia.
+ Ven.
Tiro de su mano, guiándonos hasta los servicios más alejados. Mañana no quisiera ser portada en ninguna revista, y aunque aseguraría que Malú no se ha detenido a pensar en eso, ella tampoco. Una escena en medio del aeropuerto de Madrid es una primicia asegurada y no pienso regalarle ese beneficio a nadie.
- No te vayas.
Repite.
- Por favor.
Me ruega indefensa.
- Me dijiste que ibas a luchar por mí.
Me recuerda.
- Te quiero.
Promete bajito, pero asegurándose que la oigo.
- Quédate conmigo.
Me mira con los ojitos encharcados, con miedo al rechazo que puede significar mi respuesta, pero acortando nuestra distancia, poniéndose de puntillas y rozando mis labios tímidamente. Mi cuerpo reacciona a ella al instante. Mi boca busca la suya con vehemencia y rodeo su pequeña cintura con mis brazos, atrayéndola más a mí. ¡Uf, como la echaba de menos!
- No te vayas lejos.
No deja de suplicarme cuando el oxigeno nos reclama, separándose ligeramente de mí, sin romper nuestra cercanía. Casi puedo sentir los latidos de su corazón chocando contra su pecho, nerviosa.
+ Te quiero.
Le recuerdo apoyando mi frente sobre la suya. Tengo la necesidad de sentir nuestros cuerpos pegaditos. Ahora que por fin la tengo aquí, cada milímetro lejos suyo me parece demasiada distancia. Empiezo a echar de menos sus labios otra vez, por lo que vuelvo a besarla, recorriendo su boca con mi lengua. Sintiendo la suavidad de la suya, aterciopelada. Me abraza con fuerza, deseando retenerme, y yo hago lo mismo, apoyando una de mis manos es su culo, y colando la otra bajo su camiseta, sin pretensiones, tan solo sentirla. Se estremece con el tacto, e incrementa la intensidad de nuestro beso, saboreándome aún más.
- Quédate conmigo.
Muerde su labio inferior.
+ Mi niña.
Resoplo contrariado. No hay nada que desee más que decirle que sí. Ella cierra los ojos, dejando resbalar una lágrima por su mejilla, entendiendo que no puedo hacerlo.
+ Tengo que ocuparme de Alex...
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Todos los secretos (Segunda parte)
RomanceUna historia en la que TODOS tienen algo que ocultar