Capítulo 211

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Narra Malú

- Gracias Manu.

Me despido de él en la puerta de casa y arrastro la maleta hacia dentro. Voy justa de tiempo, pero para mis niñas que me reciben eufóricas siempre tengo unos minutos.

- Mamá os ha echado de menos, chicas.

Las lleno de mimos mientras mueven el rabo y me llenan de lametazos.

- Pero tengo que volver a salir.

Anuncio después de llenarlas de atención. Mi madre se ha ocupado de llevarlas a dar un paseo y cuidarlas como si lo hubiese hecho yo misma.

Subo las escaleras y tras guardar lo que he traído y echar el resto a la ropa socia recojo la bolsa de lencería nueva que he dejado preparada.

- Ay, Martín.

Muerdo mi labio inferior mientras la analizo dudosa. Me da vergüenza que me vea con ella, tan atrevida y provocativa, pero me apetecía empezar su cumpleaños así. Estoy por cambiarme cuando decido hacerlo mejor en su casa. Tengo que conducir y el corsé que baja del sujetador no es lo más apropiado para ir cómoda al volante. Busco la llave que me abrirá su puerta y junto al paquete de condones y mi casi inexistente atuendo en el bolso pongo rumbo a su piso.

No tardo demasiado en llegar y al hacerlo paso directamente a su habitación. Ha ido con Eva al acuario y luego a merendar. Cuando le he llamado para saber que tal iba el día me ha comentado que venían de camino. Yo he dicho lo mismo, haciéndole creer que aún no llego a Madrid.

+ Eva, corre a darte una ducha.

Le escucho nada más entrar.

+ Que te has puesto perdida.

E: ¿Puedo darme un baño y jugar con la espuma?

+ Vale.

Sonrío. Me hace gracia estar aquí sin que él lo sepa.

E: ¿Cuándo vas a llevarme otra vez a un concierto de Malú?

+ Oye, renacuaja, que si es mi cumple los regalos son para mí, no para ti.

Ambos se ríen.

E: Yeah, but you promess me. (Sí, pero me lo prometiste).

+ Pronto.

Asegura.

+ Ahora ve a darte un baño mientras yo preparo algo ligero de cenar.

E: Chips.

+ No.

E: Porfi, Mateo.

¿Mateo? Me pregunto sin entender nada. ¿Por qué Eva le ha llamado Mateo, no Martín?

+ No, Eva, que te has puesto morada con guarradas esta tarde, ahora cenaremos algo saludable.

Le explica. Pero mi mente no es capaz de procesar información. Solo pienso en que la niña le ha llamado diferente y no parecía ser una confusión.

+ ¿Puedes abrir?

Le da una voz desde la cocina. Ha sonado el timbre.

+ Pregunta quien es.

Advierte.

E: ¡Tito Sebastián!

• ¡Princesa!

Reconozco esa voz como si la hubiese escuchado cada día de mi vida y estos diez años no hubiesen pasado.

+ ¿Sebastián? ¿Qué haces aquí?

• Mateo, dame un abrazo, hermano.

Me dejo caer sobre la cama. Mis piernas no son capaces de sostener mi cuerpo.

Bueno! Contadme que pensáis que me encanta leeros

Todos los secretos (Segunda parte)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora