+ Puedo hacerlo aquí.
Beso la lágrima que resbala por su mejilla, limpiándola cargado de cariño. Abre los ojitos y me mira sin estar segura de lo que ha oído.
+ Antes de decidir volver a Miami pensé en todas las opciones.
Le explico.
+ Y traerlo a Madrid era una de ellas.
No da crédito a lo que escucha, pero se pone de puntillas, alcanzando mis labios como una leona que va a atacar su presa.
- Hazlo.
Me pide con la respiración entrecortada. Aquel beso nos ha dejado a los dos sin aliento.
- Quédate conmigo.
Sus ojitos suplicantes me matan de ternura.
- Yo te ayudaré con Alex.
Promete.
- Buscaremos los mejores centros de rehabilitación, y...
+ Sí.
La interrumpo. No necesito que diga más. Tan solo saber que me regalará otra oportunidad me confirma que Madrid es mi lugar. Junto a ella.
+ Te quiero.
Anuncio antes de volver a besarla.
- Yo también te quiero, Mateo.
Me mira intensamente, remarcando mi nombre.
+ Será mejor que lo hablemos.
Propongo incómodo. Aún me siento fatal por todo el daño que le he causado, pero no puedo permitir que su corazón albergue dudas o inseguridades. No permitiré más mentiras de ningún tipo y si está dispuesta a perdonarme, necesito asegurarme que no guarda ningún tipo de rencor o preguntas irresueltas. Prefiero ser yo quien conteste a cada una de ellas con la más absoluta verdad y tener la certeza de que pueda sentirse tranquila conmigo.
- No hace falta, pero nunca vuelvas a mentirme.
No sé si es una orden o una suplica.
- Porque no sé si podría volver a perdonarte.
+ Te juro que no hay más mentiras.
Clavo mis ojos en los suyos. Acepta mis respuesta y atrapo su carita con mis manos para volver a besarla.
+ Pero si tienes dudas quiero que me las preguntes, no que te quedes con la incertidumbre.
- ¿Lo sé todo?
+ Todo.
Confirmo. Ya no hay mas secretos. Vuelve a ponerse de puntillas y busca mis labios.
+ Te echaba tanto de menos.
- Y yo.
Nos quedamos en silencio. Mirándonos. Acariciando nuestros rostros. Besándonos. Deseando desnudarnos para convertirnos en uno.
+ ¿Sabes que igualmente tendré que viajar, verdad?
Después de largos minutos, rompo la magia del momento.
+ Tengo que traer a Alex aquí.
- Pero no hoy.
+ No hoy.
Repito dándole la razón y apoyando mi dedo índice en su nariz, en un gesto tierno.
- Y cuando tengamos todo arreglado, iré contigo.
Me hace sonreír.
- Voy a ayudarte a que tu hermano salga de ese mundo de mierda, y también a traerle a Madrid para conseguirlo.
Vuelvo a su boca. Es adorable.
- Vámonos de aquí.
Tira de mi mano soltando una risita fresca cuando alguien tose intentando hacerse espacio para entrar en el servicio.
+ Vamos.
Empujo el carro con las maletas mientras ella camina a mi lado. Los arrumacos y demostraciones de cariño no nos los daremos en Barajas.
E: Ahí están.
La pequeña corre hacia nosotros abrazando a Malú.
- Pero pequeñaja, cuánto tiempo.
Le corresponde al abrazo. Mi hermana la sigue detrás observándome inquisitiva hasta alcanzarnos. Sé que quiere acribillarme a preguntas y piques, pero le da corte delante de su ídolo.
+ Eva, ¿qué tal si en vez de volver a Miami, arreglamos todo para traer a papá aquí?
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Todos los secretos (Segunda parte)
RomanceUna historia en la que TODOS tienen algo que ocultar