Capítulo 244

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Narra Mateo

Me despido de Male. Está un poco rara, pero no deja de estar ahí para mí, y como siempre, ha venido a hacerme compañía, interesándose por mí y por Eva. Le he preguntado varías veces que le pasa, pero insiste en que son alucinaciones mías y que está perfectamente.

Después de acompañarla a la puerta, salgo a la terraza para llamar a Vero. He hablado con la pequeña hace un rato, pero era hora de irse a la cama, y hay una conversación que tengo pendiente con la mejor amiga de Malú.

V: Hola, Mateo.

+ Hola. ¿Te ha dado mucha guerra?

V: Que va, Eva es un cielo.

+ Gra...

V: No se te ocurra agradecerme otra vez, empiezas a cansarme.

Se queja con humor.

+ Lo siento.

V: ¿De que querías hablarme?

+ De Malú.

V: Te estoy ayudando con Eva, y creo que ya puedo decir que también te has convertido en mi amigo.

No lo dudo. Estos días hemos hablado tanto que ya nos une una amistad mucho más allá de Malú, la niña o cualquier otra cosa.

V: Pero no voy a traicionarla.

+ Jamás te pediría que hicieras eso.

V: Ya.

Su tono me da la razón. Creo que ella sabe que no lo haría. Deseo lo mejor para Malú.

V: ¿Qué pasa?

+ Sé demasiadas cosas, Vero.

Confieso contrariado.

+ Información que apostaría a que ella necesita saber.

Explico.

+ Pero antes de que todo explotara, no encontré la manera de contárselo sin delatarme, y desde que sabe quién soy, apenas me deja acercarme a ella.

V: Sé más preciso.

Me pide confusa.

V: No estoy segura de estar enterándome de nada.

Resoplo. Sé que es su mejor amiga e igual Malú va a contarle todo, pero no quisiera ser yo quien lo haga. No me corresponde.

+ Cuando Malú se enteró lo de Pepe, quise ayudarla, y aproveché la confianza que me tenía Sebastián para enterarme de toda la verdad, y así poder contársela a ella.

V: Joder, Mateo.

Se queja.

V: ¿Por qué no dijiste nada antes?

+ Porque quería encontrar la manera de hablar con ella.

V: ¿Y ahora que está en Mexico te parece que es el momento?

Me regaña.

+ No.

Confirmo dándole la razón.

+ Pero me bloqueó.

Ya no lee mis mensajes, ni me ha dado la oportunidad de seguir escribiéndole.

V: Ya, es que es una cabezota, y está dolida.

La defiende.

V: Metiste la pata hasta el fondo, chaval.

+ ¿Crees que no lo sé?

Suspiro.

+ Pero la quiero, Vero.

V: Ya lo sé, Mateo.

+ Necesito que me ayudes.

Suplico a sabiendo que es recurrir a un recurso bastante bajo.

V: Lo intentaré.

Promete.

V: Pero no te hagas ilusiones.

+ No puedo.

V: Y espera a que vuelva para contarle la verdad.

Todos los secretos (Segunda parte)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora