- Vale.
Acepto después de largos minutos de silencio.
- Vamos a intentarlo.
Condiciono.
• ¿En serio?
Sus ojos brillan con la ilusión de un niño.
- Te quiero demasiado para dejarlo sin haber apostado todo.
Confieso sintiéndome expuesta.
• Y yo te quiero a ti más que nadie en este mundo.
Promete atrapando mi cara entre sus manos, mirándome profundamente y luego acortando nuestra distancia en un beso cargado de sentimientos.
• Joder, Malú, me haces tan feliz.
Asevera sonriente al separarnos obligados por la falta de oxígeno.
- Quiero que tú también me hagas feliz a mí.
Le ruego. La distancia no me está permitiendo disfrutarle como necesito.
- Como antes.
Digo bajito.
• Voy a hacerte más feliz que antes.
Promete.
• Vamos a estar juntos, te vas a rodear de músicos súper profesionales y vas a sacar un disco de la hostia.
Sonrío. Espero que así sea.
• ¡Que ilusión!
Vuelve a curvar sus labios, dejando ver sus dientes impolutos, y yo lo hago con él, aunque un poco más temerosa. Espero no estar cometiendo una locura... Pero...
- "No voy a mudarme, solo viajaré con él, grabaré mi disco y vendremos aquí para mis conciertos casi todos los fines de semana, podré ver a mis amigos y mi familia... no, claro que no es una locura... además es solo por un tiempo, cuando acabe el año Sebastián también podrá volver a Madrid. Volveremos juntos... es solo un tiempo de esfuerzo con largos viajes que seguro merecerán la pena por estar cerca suyo".
Mi cabeza no deja de argumentar y dialogar conmigo misma.
• No me puedo creer que hayas aceptado.
Confiesa eufórico.
- ¿Por qué?
• Pues creo que no te acuerdas la discusión que tuvimos hace algunos meses cuando te dije que tenía que irme y te sugerí que lo hicieras conmigo.
- No podría olvidarme de aquella noche.
Sentenció aún algo dolida. Le pedí que no se fuera. Le recordé que siempre dice que yo voy por delante de todo, pero sus acciones me demostraron que no era así, que es un títere se su padre y que es él quien realmente va por delante de todo.
- Pero tampoco quiero recordarla.
Sigue escociendo. Nunca llegamos a un acuerdo, simplemente aceptamos intentarlo con un océano entre nosotros.
- Mejor vamos a dormir.
Propongo. Mi cabeza hace demasiado ruido ahora mismo. Acabo de aceptar dejarlo todo por él, igual como lo he hecho desde que estamos juntos.
• Pero no lo hagas enfadada.
- No lo estoy.
• Mmm, solo uno de tus besos podría convencerme.
Tira de mí, haciendo que mis labios se fundan con los suyos.
- ¿Conforme?
Pregunto al separarnos.
• Más o menos.
Esta vez me besa él, pero le sigo sin dudarlo. Soy adicta a su sabor.
• Vale. Te creo.
- Abrázame fuerte.
Le pido tumbándome entre sus brazos.
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Todos los secretos (Segunda parte)
RomanceUna historia en la que TODOS tienen algo que ocultar