Capítulo 232

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Llora en silencio hasta que llegamos al recinto. Entramos directas a mi camerino y mando a pedir que le traigan algo de comer y ropa.

E: ¿Puedo?

Pide permiso al ver la fruta.

- Lo que te apetezca.

Se zampa un melocotón como si llevara sin comer toda la vida, luego va a atacar una banana, pero tocan la puerta, con un plato de comida más contundente que acepta encantada.

E: ¿Puedo quedarme contigo?

Trago saliva nerviosa.

- Eva, necesito que me cuentes todo.

Manu y Vero también están aquí. La pequeña les mira con recelo.

- No van a hacerte daño.

Prometo.

- Solo queremos ayudarte.

Con un movimiento de cabeza acepta mi argumento.

- ¿Qué ha pasado?

E: Hace dos semanas vino a casa una señora muy mala.

Me cuenta. Puedo sentir el nudo que se forma en su garganta.

E: Y le dijo a mi tío Mateo que él ya no puede cuidarme.

- ¿Una asistente social?

Se encoge de hombros.

E: Creo.

- ¿Y por qué Mateo ya no puede cuidarte?

Pregunto convencida de que Sebastián es el responsable.

E: No lo sé.

Explota otra vez en llanto.

E: Mateo me prometió que voy a volver a vivir con él, pero me explicó que tengo que portarme bien y hacer caso en todo lo que me dicen.

- ¿Y llevas estas dos semanas sin verle?

E: Sí.

Solloza.

E: La señora mala me llevó a una casa con más niños y allí no me dejan verle ni hablar con él.

Sus lágrimas dan paso a un llanto desconsolado.

E: Le echo mucho de menos.

Promete.

- Cariño, ¿te han hecho daño?

E: No.

- Vamos a llamar a Mateo.

Cojo mi móvil dispuesta a hacerlo.

E: ¡No!

Me frena alterada.

E: No quiero estar más tiempo lejos de casa.

- Eva, sabrá que te escapaste, y estará preocupado.

Si la pequeña se fugó ayer, todo lo que dijo Vero empieza a cobrar sentido.

E: No me importa.

Gimotea.

E: Si la señora mala sabe que estoy con él no me dejara volver, por eso no le busqué.

- Vale.

Acepto sus argumentos, mirando fugazmente a Vero para que sea ella la que se ocupe de encontrarle.

E: ¿Puedo quedarme aquí?

- ¿Te apetece ver el concierto desde el lateral del escenario o quieres en las gradas, como en Toledo?

V: No lo coge.

Mueve los labios llenándome de preocupación.

E: Quiero estar contigo.

Me pide asustada, aferrándose a mí.

V: Malú va a cantar, ¿te quedas conmigo mientras lo hace?

Interviene mi mejor amiga ofreciéndole su mano.

E: Vale.

La coge desconfiada.

E: Pero quiero estar en el escenario, cerquita de Malú.

Murmura bajito.

V: Pues aquí nos quedamos.

C: Jefa, tenemos que empezar la prueba de sonido.

Cato anuncia desde la puerta.

- ¿Os venís a verla?

Propongo dispuesta a distraerla.

E: Sí.

Una pequeña sonrisa tira de la comisura de sus labios y avanza sin soltarse de la mano de mi mejor amiga.

- Ubica a Mateo.

Le pido a Manu antes de subirme al escenario.

Todos los secretos (Segunda parte)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora