Llora en silencio hasta que llegamos al recinto. Entramos directas a mi camerino y mando a pedir que le traigan algo de comer y ropa.
E: ¿Puedo?
Pide permiso al ver la fruta.
- Lo que te apetezca.
Se zampa un melocotón como si llevara sin comer toda la vida, luego va a atacar una banana, pero tocan la puerta, con un plato de comida más contundente que acepta encantada.
E: ¿Puedo quedarme contigo?
Trago saliva nerviosa.
- Eva, necesito que me cuentes todo.
Manu y Vero también están aquí. La pequeña les mira con recelo.
- No van a hacerte daño.
Prometo.
- Solo queremos ayudarte.
Con un movimiento de cabeza acepta mi argumento.
- ¿Qué ha pasado?
E: Hace dos semanas vino a casa una señora muy mala.
Me cuenta. Puedo sentir el nudo que se forma en su garganta.
E: Y le dijo a mi tío Mateo que él ya no puede cuidarme.
- ¿Una asistente social?
Se encoge de hombros.
E: Creo.
- ¿Y por qué Mateo ya no puede cuidarte?
Pregunto convencida de que Sebastián es el responsable.
E: No lo sé.
Explota otra vez en llanto.
E: Mateo me prometió que voy a volver a vivir con él, pero me explicó que tengo que portarme bien y hacer caso en todo lo que me dicen.
- ¿Y llevas estas dos semanas sin verle?
E: Sí.
Solloza.
E: La señora mala me llevó a una casa con más niños y allí no me dejan verle ni hablar con él.
Sus lágrimas dan paso a un llanto desconsolado.
E: Le echo mucho de menos.
Promete.
- Cariño, ¿te han hecho daño?
E: No.
- Vamos a llamar a Mateo.
Cojo mi móvil dispuesta a hacerlo.
E: ¡No!
Me frena alterada.
E: No quiero estar más tiempo lejos de casa.
- Eva, sabrá que te escapaste, y estará preocupado.
Si la pequeña se fugó ayer, todo lo que dijo Vero empieza a cobrar sentido.
E: No me importa.
Gimotea.
E: Si la señora mala sabe que estoy con él no me dejara volver, por eso no le busqué.
- Vale.
Acepto sus argumentos, mirando fugazmente a Vero para que sea ella la que se ocupe de encontrarle.
E: ¿Puedo quedarme aquí?
- ¿Te apetece ver el concierto desde el lateral del escenario o quieres en las gradas, como en Toledo?
V: No lo coge.
Mueve los labios llenándome de preocupación.
E: Quiero estar contigo.
Me pide asustada, aferrándose a mí.
V: Malú va a cantar, ¿te quedas conmigo mientras lo hace?
Interviene mi mejor amiga ofreciéndole su mano.
E: Vale.
La coge desconfiada.
E: Pero quiero estar en el escenario, cerquita de Malú.
Murmura bajito.
V: Pues aquí nos quedamos.
C: Jefa, tenemos que empezar la prueba de sonido.
Cato anuncia desde la puerta.
- ¿Os venís a verla?
Propongo dispuesta a distraerla.
E: Sí.
Una pequeña sonrisa tira de la comisura de sus labios y avanza sin soltarse de la mano de mi mejor amiga.
- Ubica a Mateo.
Le pido a Manu antes de subirme al escenario.
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Todos los secretos (Segunda parte)
عاطفيةUna historia en la que TODOS tienen algo que ocultar