Capítulo 207

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Narra Mateo

La llamada se alarga más de lo que hubiese querido. Sebastián no acepta argumentos, o es que yo no los tengo, porque explicarle que estoy perdidamente enamorado de Malú y que no la estoy investigado no es una posible explicación, aunque sea la única real.

Tras casi una hora de conversación vuelvo a la finca. No veo caras conocidas, tan solo a Pepi que conversa entretenida con Verónica y una persona más, no sé quién es, pero no repara en mi presencia. Luego encuentro a José que busca a alguien con la mirada. De Malú no hay rastro.

J: Martín.

Me saluda cordial.

+ Hola, José. ¿Qué tal el viaje?

J: Un poco largo.

+ Ya, conducir hasta aquí es una paliza.

Reconozco con humor. Yo lo hice ayer. Mañana partimos a Alicante y luego me tocará el regreso.

+ ¿Y Malú?

Se encoge de hombros.

J: Martín, sé que no corresponde que me meta en vuestros rollos de pareja, pero, ¿habéis discutido?

+ No, ¿Por qué?

J: Es que cuado llegamos la vi limpiarse las lágrimas hablando con Vero.

Confiesa.

J: Luego ella ha venido a saludar y ha excusado a mi hermana, pero como no te vi a ti, creía que...

+ ¿Dónde está ahora?

Me preocupo.

J: No sé.

+ Voy a buscarla.

Anuncio alejándome de él. Recorro algunos metros. Si pretendía esconderse y alejarse de todos, lo ha conseguido, pero sin darme por vencido, después de largos minutos doy con ella. Esta sentada en el tronco de un árbol, con un cigarro en la mano.

+ ¿Podemos cambiar esto por esto?

Me siento a su lado, tirando de ella para que se apoye en mí, reemplazando su asiento por mi cuerpo.

+ ¿Y esto por esto?

Retiro el piti de sus labios, apagándolo, y besándola en vez. Sonríe en mi boca.

+ Me contó un pajarito que has estado llorando.

Ya no hay rastro de las lágrimas derramadas en su cara.

- Joder con Verónica, ya le vale.

Maldice.

+ No ha sido ella.

Me mira curiosa.

+ José, estaba preocupado.

Bufa.

- A veces se olvida que ya no soy una niña y no tiene que cuidarme.

Le excusa molesta.

+ Yo también estaba preocupado.

Admito.

+ ¿Qué pasa?

Suspira.

- He tenido una conversación un poco intensa con Vero.

Explica.

- Pero estoy bien.

No sé si creerle.

+ ¿Quieres contarme?

- No.

Sus ojitos suplican comprensión y que no insista. No lo hago.

+ Vale.

La rodeo con un poquito más de fuerza.

- ¿Me das un beso?

Pide con los labios entreabiertos. Atrapo los suyos con parsimonia y me dedico a disfrutarlos.

-  Creo que deberíamos volver a la fiesta.

Valora.

- Pero estoy tan a gustito aquí contigo.

Duda.

+ Solo un beso más.

Vuelvo a engancharme a su boca. Me quedaría aquí lo que queda de día, solos ella y yo, pero hemos venido al cumpleaños de su amiga y no se perdonaría perderse aquel evento.

Todos los secretos (Segunda parte)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora