Capítulo 282

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Narra Malú

J: No te reconozco.

Su gesto ya no es tan duro. Parece conmovido.

- Ni yo.

Admito.

- Pero me trae loca.

Confieso ruborizada en un susurro.

- Y me apetece llevarle a las comidas familiares, pasear con él de la mano, besarle a mi antojo y ver que tú sonríes porque yo estoy feliz.

Le miro a los ojos expectante. Su silencio es ensordecedor.

- Por favor, José.

Le ruego que le dé una oportunidad más.

- Siempre me has apoyado en todo.

Le recuerdo.

- Incluso cuando la he cagado.

Apelo al pasado para conseguir ablandarle.

J: Malú, yo solo quiero que seas feliz.

Creo que por primera vez en toda la noche me habla calmado y lleno de cariño, como suele hacerlo siempre.

J: Eres mi hermana pequeña y una de las personas que más quiero en el mundo.

Sonrío. Yo a él.

J: Si no te apoyo en esto es porque quiero protegerte.

Se explica.

J: Sí que sé cuánto has sufrido estos cuatro meses por culpa de Mateo.

Refuta mis argumentos.

J: Pero creo que el tiempo conseguirá sanar la herida, no así el hecho de que pueda volver a lastimarte.

- Aquella herida ya sanó.

Confirmo.

- Y lo que yo necesito es verte disfrutar de mi felicidad, no que me protejas como a una niña que no puede hacerlo sola.

Suspira.

J: ¿De verdad te hace tan feliz?

- Ahora mismo lo quiero todo con él.

Contesto segura a mi hermano, aunque jamás imaginé que sería capaz de exponerme tanto emocionalmente.

J: Voy a intentarlo.

Su respuesta me devuelve el oxigeno a los pulmones. Siento una liberación que ansiaba profundamente.

- Gracias.

Me abrazo emocionada y bruscamente a él.

J: Quita, manipuladora. Que manera de conseguir siempre todo lo que te propones.

Río picarona.

- Bueno, una tiene sus encantos.

Alardeo. Abre los brazos y esta vez si me recibe sonriente.

- Te quiero mucho.

J: Y yo a ti, canija.

- ¿Volvemos abajo?

Propongo después de un último cigarro y con el frío metido en el cuerpo.

J: Vamos.

Agradezco el calor que se siente dentro.

J: ¿Bueno, qué, nos hacéis sitio o apoyamos el culo en vuestra cara?

José hace reír a todos, incluyéndome.

- Tan delicado ibas a ser, hijo.

Le regaño. Nuestros compañeros se apegan para que podamos unirnos a ellos, José junto a Yago y yo estoy por sentarme al lado de Mateo cuando se mueve a sus anchas, ocupando mi lugar.

+ Para ti no hay sitio.

- Que gracioso.

Se mantiene en el puesto que me pertenece.

+ Ven aquí, tonta.

Tira de mi, sentándome sobre sus piernas. Sonrío. Me gusta mi asiento.

+ Ha ido bien.

Sentencia en mi oído.

- Sí.

Confirmo alegre. Su respuesta es una preciosa sonrisa que me llama a besarle. Lo hago, saboreándole calmada. Su lengua aprovecha el espacio que le dan mis labios para colarse en mi boca acariciando la mía.

+ Estás helada.

Valora paseando sus manos por mis brazos desnudos.

- Ya no tanto.

Confieso divertida tras aquel beso que me sabe a poco.

+ Pervertida.

Ríe.

+ Ten.

Se quita su jersey para dejármelo.

- Gracias.

Acepto y me lo pongo.

- Uhmmmm huele a ti.

La mezcla se su perfume masculino con el olor varonil que desprende su piel son la combinación perfecta.

- Creo que voy a quedármelo.

+ Ladrona.

Pellizca mi cintura haciéndome cosquillas.

Ju: Pero vamos, ¿vosotros pensáis pasar la noche provocándoos o vais a compartir con nosotros?

Julian hace reír a todos consiguiendo que me ponga colorada.

Ju: No sé, igual mejor nos vamos y os quedáis solos, que tampoco es plan interrumpiros.

Sigue picándonos. No sé si llegó a saber que en algún momento lo dejamos y que ahora tenemos la necesidad de estar bien pegaditos y mimosos.

- Imbécil.

Le lanzo una aceituna que encuentro a mi alcance, sonrojada y divertida.

Ju: Es que los demás nos ponemos celosos, jefa.

Se excusa haciendo el tonto.

Ju: Vosotros tan acaramelados y nosotros a dos velas.

Me roba una carcajada. Que tonto es.

Ju: Propongo que Mateo te tendría que compartir.

La mayoría ríe vitoreando su idea. Están locos, pero sus maneras me hacen reír como siempre. Llevamos demasiados años juntos y la confianza para este tipo de chistes sobra.

+ Ya quisieras, hermano.

Me besa posesivo, presumiéndome únicamente suya.

Y: ¿Pero vosotros desde cuando estáis juntos?

Yaiza parece ser la única sorprendida.

Todos los secretos (Segunda parte)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora