Venus McFlytrap

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Venus McFlytrap

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Era un día templado en los jardines de Monster High. Las hojas brillaban bajo la tenue luz que se filtraba por las ramas de los árboles, y el aire estaba impregnado con el fresco aroma de las flores. Entre ese paraíso de naturaleza, Venus McFlytrap caminaba con determinación, sus botas de suela dentada resonando sobre la tierra mientras se dirigía al punto de encuentro del Club Ambiental.

Ese día, sin embargo, tenía una misión más personal. Desde hacía semanas, Venus había estado observando a T/n, una nueva estudiante en Monster High que se había unido al club recientemente. T/n era la hija de un antiguo espíritu del bosque, lo que le daba una apariencia única y etérea: su piel brillaba con un tono suave de madera pulida, y su cabello, largo y ondulado, era como una cascada de hojas en tonos dorados y verdes que parecían susurrar con el viento. Tenía ojos color ámbar, profundos y llenos de una calidez que hacía que todos se sintieran en casa a su lado.

Venus estaba intrigada por la serenidad y la fuerza que irradiaba T/n. Aunque era amable y amistosa, había algo en su carácter reservado que despertaba la curiosidad de Venus. "Hoy es el día", pensó mientras ajustaba su chaleco de mezclilla y alisaba su falda negra de mezclilla. Había decidido que era momento de intentar acercarse más a T/n, de una manera más... personal.

T/n estaba en el jardín, inclinada sobre un macetero, plantando algunas semillas que había traído de su bosque natal. Sus movimientos eran cuidadosos, casi reverenciales, como si estuviera realizando un antiguo ritual. Venus se detuvo un momento para observarla, su corazón latiendo rápido, algo poco habitual en ella.


—¡Hey T/n!—saludó Venus con su energía habitual, acercándose con una sonrisa amplia—¿Necesitas una mano? Esas semillas parecen algo especial.


T/n levantó la vista, devolviéndole una sonrisa que hizo que el estómago de Venus diera un vuelco.


—¡Hola, Venus! Claro, si quieres ayudar, podrías pasarme esa regadera. Estas semillas necesitan un cuidado especial para crecer.


Venus se apresuró a recoger la regadera de metal, adornada con grabados florales, y la sostuvió mientras T/n guiaba sus movimientos.


—¿Qué tipo de planta son?—Preguntó Venus, genuinamente interesada.

—Árboles luminiscentes—Explicó T/n con su voz melodiosa—Son una especie antigua de mi hogar. Sus hojas brillan por la noche y ayudan a guiar a los viajeros perdidos.


Venus asintió, fascinada. Le encantaba hablar sobre plantas, pero con T/n era diferente. Había algo mágico en cómo describía su mundo, como si trajera consigo un pedazo de otro reino.

Mientras trabajaban juntas, Venus decidió dar el siguiente paso. Sacó una pequeña maceta que había decorado ella misma con enredaderas verdes y rosas pintadas a mano. En su interior había una joven planta carmesí con hojas dentadas.


—Esto es para ti—Dijo Venus, un poco más nerviosa de lo que esperaba—Es una Venus carnis, una planta que cultivé yo misma. No es tan majestuosa como tus árboles luminiscentes, pero es especial para mí.


T/n tomó la maceta con cuidado, sus ojos ámbar brillando con sorpresa y gratitud.


—Es hermosa, Venus. Muchas gracias.—Sus dedos rozaron los de Venus al tomar la maceta, un contacto breve pero electrizante—¿Sabes? He estado queriendo aprender más sobre las plantas carnívoras. Quizá podrías enseñarme cómo cuidarla.

—¡Por supuesto! Cuando quieras—Respondía Venus con entusiasmo—Podríamos hacer una sesión de cuidado de plantas juntas. Y tal vez, después, podríamos... no sé, ir por un batido o algo así. Solo tú y yo.


El tono casual de Venus ocultaba el torbellino de emociones que sentía, pero cuando T/n sonrió y asintió, supo que había tomado la decisión correcta.


—Me encantaría, Venus. Creo que será divertido.


El corazón de Venus se aceleró mientras trataba de contener su alegría. Pasaron el resto de la tarde charlando y trabajando en el jardín, hablando sobre sus mundos y sus sueños. T/n compartió historias de su bosque natal, de los misterios que lo rodeaban, y de cómo había aprendido a hablar con los árboles y a entender sus susurros. Venus, por su parte, relató sus aventuras en el Club Ambiental, las campañas que había liderado y su pasión por proteger el mundo natural.

Conforme la tarde avanzaba, el jardín se llenó de risas y cómplices miradas. Venus sintió que su conexión con T/n creció como una enredadera que se entrelazaba con algo más fuerte y especial. Y mientras el sol comenzaba a ponerse, dejando un cielo pintado de tonos anaranjados y rosados, Venus no pudo evitar pensar que este era solo el comienzo de algo mucho más profundo y significativo. Algo que florecería con el tiempo, como las plantas que ambas amaban tanto.

Monster High - One shotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora