I

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Estabas corriendo a más no poder por el bosque, escapando de una pequeña horda de caminantes. Tu cuchillo había caído y la pistola estaba sin balas. No tenías nada para defenderte en ese momento.

La mochila pesaba, habías encontrado las mejores provisiones en días y debiste dejarla caer para no elentecerte más. Simplemente si no lo hacías ibas a morir. ¿Morir? No podías morir, no estaba en tus planes. No prontamente. Por eso estabas dispuesta a dejar tus cosas con tan de salir de esta.

Hace unos días habías sufrido un accidente en tu tobillo, por lo que correr se te hacía algo complicado. ¿Algo más? Sí, tropezabas con unas ramas caídas de un árbol. Ya estaba todo dicho; ibas a morir, pero tú seguías peleando contra ese destino. Tratabas de empujar a la mierda que te caía encima con tus piernas y brazos, sin embargo no podías.
De un segundo a otro, una flecha le cruzó la cabeza al maldito caminante. Cayó encima de ti, tan cerca de tu cara que no podías respirar. Así fueron cayendo los otros cuatros que te seguían.

Tu respiración estaba por las nubes, pero por fin podías dar un suspiro de alivio. Cierras los ojos.

Todo se fue a negro.

A ti venían miles de imágenes; tú durmiendo apoyada en un árbol, luego despertando de un salto ya que un caminante estaba encima tuyo, posterior a eso estabas atacando a un pequeño grupo de ellos, luego estabas arrancando y, finalmente, el caminante caía en tu rostro. Volvías a negro.

¿Qué estaba pasando? Ahora venía la imagen de un hombre desaliñado, algo sucio y mirada penetrante, después venía la imagen de un caminante tratando de devorarte. Abriste tus ojos y gritaste lo más fuerte que pudiste; tu corazón latía a mil y la respiración te faltaba. Viste a tu alrededor y había una pequeña fogata, una ardilla cociéndose en el fuego, tu mochila con todos los víveres y el cuchillo extraviado.

ㅡ Vaya... ¿una ardilla? ㅡ miraste con cara de desagrado ㅡ. Bueno, muero de hambre... ㅡ paraste en seco ㅡ. Dios, ahora hablo sola ㅡ tocaste tu cara y algunas manchas de sangre tenías, ya que tu piel se sentía áspera.

Retiraste la ardilla del fuego, ésta ya se estaba rostizando, pero aún era comestible. Seguro habrá sido ese hombre que te salvó el que te dejó ese menú de alta alcurnia para ti. Le debías la vida y no sabías dónde estaba, cómo se llamaba o por qué estuvo dispuesto a salvarte, situación muy rara en estos tiempos.

La ardilla que comiste fue el mejor plato de la vida, la verdad es que el toque estaba en como la había condimentado. Luego de eso, preparaste tu cuchilla en tu pierna derecha, arreglaste tu mochila y te dispusiste a buscar a ese hombre que te salvó, por último, un saludo de manos en forma de agradecimiento. Seguiste sus huellas, pero era imposible hallarlo. Él se había encargado de no dejar ningún camino regular para que lo pudieras seguir.

ㅡ Vamos, este hombre no quiere que lo siga ㅡ ibas observando el suelo atentamente. Eras buena rastreadora, tu hermano te había enseñado cuando el mundo se vino abajo; era importante seguir huellas en estos tiempos. Actualmente sentías que los pasos no son tan difíciles de entender y por eso rápidamente podías encontrar o seguir a alguien.

Estabas de lo más bien, cuando de pronto tenías algo puntudo en tu cabeza y una voz ronca retumbó en tus oídos. Levantaste lentamente tus manos como forma de rendirte.

ㅡ ¿Por qué me sigues?

ㅡ ¿Eres quien me salvó? ㅡ él no respondió a tu pregunta ㅡ. Si no lo eres, no eres a quien sigo. Solo quería agradecerle la ayuda a un tipo que me salvó... nada más.

ㅡ De nada ㅡ sonríes leve ante lo que dice, efectivamente habías dado con él ㅡ. Ahora solo sigue adelante sin dar vuelta, sino tu cabeza será atravesada por la flecha que sientes en estos minutos.

Keep Alive ~ [ Daryl Dixon y tú ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora