94. La verdad siempre sale a flote

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Es un nuevo día en El Reino, el sol es radiante y pareciera que sería un buen día para todos. Hoy comenzarían a trabajar en conjunto las diferentes comunidades, hoy el primer paso lo daría la gente liderada por Ezekiel.

Eran cerca de las nueve de la mañana, o eso marcaba el reloj de la enfermería, habías ido hasta allí por algún remedio que te calmara el leve dolor abdominal que sentías desde ayer en la tarde. En esta oportunidad pudiste conocer a Jane, una chica de casi tu edad, con abundante cabello castaño oscuro y una mirada penetrante que te hizo sentir que la conocías desde que eras pequeña. Ella empezó con lo rutinario, las preguntas y consultas de todos tus hábitos, por lo que contar sobre el embarazo fue inevitable. Hizo que te recostaras en la camilla y empezó a con el examen físico, según ella tu abdomen se encontraba algo rígido, que seguro habías comido algo que te cayó mal. En eso entró David, lucía bastante cansado, al parecer la noche sí había sido bastante larga.

- Disculpa – él deja su taza de café a un lado y se acerca algo preocupado a ti - ¿Todo bien?

- Sí, solo me molesta un poco el estómago – te sientas y comienzas a arreglar tus ropas - ¿Podré tomar algo?

- Claro, te daré algún remedio suave, te quitará un poco las dolencias – responde Jane – David, dale a ___ unas dos tabletas del analgésico más suave que tengamos, saldrá con el rey, así que debe llevarse una segunda dosis por si persiste el dolor.

- Lo que diga, jefa – empezó a revisar la ficha que la mujer había hecho de ti, él al llegar a la información del embarazo, queda boquiabierto - ¡Lo sabía! – tú lo miras extrañado, este chico actuaba muy raro – sabía que estabas embarazada.

- ¿Cómo?

- David suele ser así de raro, a dos mujeres de aquí les dijo que estaba embarazada y fue cierto – él sonríe a medias y se acerca con las dos tabletas – ¿Desayunaste? – asientes, pero realmente mientes - toma una ahora y luego otra después de almorzar.

- ¿Cómo lo sabes? Me gustaría saber cómo sabías lo mío – insistes al enfermero, él rasca su cabeza –

- Hay una especie de brillo en ti, es decir, una luz o algo muy místico, no sé como explicar. Desde pequeño que lo veo, en todas las personas, sé como son y qué les pasa – subió sus hombros – una especia de "don" – marca la última palabra y hace la seña de comillas con sus dedos – apenas te vi la primera vez sabía que estabas embarazada y apenas entré ahora sabía que algo malo ocurría contigo, o que algo te aquejaba.

- Joder, esta es una conversación que me gustaría seguir, pero debo ir con mi novio a despedirlo, se va en cinco minutos.

- Pues apenas termines con la expedición podemos tomar un té aquí y conversar – le sonríes ampliamente a ambos, bajas de la camilla y el enfermero te lleva hasta la puerta del gran salón – cuídate, ¿Sí? Debes tener cuidado, hoy no me gusta del todo tu aura.

- Bien, lo tendré en cuenta. Gracias, David.

- Adiós, ___ - cierra la puerta del lugar y tú prosigues con tu camino.

[...]

Daryl alistaba las últimas cosas en el auto que le habían brindado en el lugar, tenía bien escondidas las diferentes provisiones y armas que le habían cedido. Tal como le habías dicho el día anterior, él se encargaría de llevar todos los insumos con Greene y ella desde allá, con otra persona de confianza obviamente, las llevarías hacia Alexandria.

Te acercaste hasta él y lo abrazaste de inmediato, a pesar de que estabas un tanto dolida aún con él por lo del día anterior, no ibas a desperdiciar quizás los últimos minutos que estarían frente a frente.

Keep Alive ~ [ Daryl Dixon y tú ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora