66. Alexandria

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 [Ahora]

- Tu grupo no confía mucho en mí, pero los entiendo... - lo miras atentamente - viene un sujeto desconocido a decir que tiré a una de sus integrantes a casi cuatro metros de altura, que los vigilé por una semana y media, y que ahora los quiere llevar a su comunidad – reíste - ¿Por qué confiarían?

- No lo sé, yo confío porque me caes bien de presencia supongo – cruzaron miradas por unos segundos – además me ayudaste a escapar de él, ya eso me hace quererte.

- ¿Tu novio? – negaste – ah, ex novio...

- Tampoco, no hagas que comience a odiarte, Aaron.

- Bien, hablemos entonces de su llegada a la nueva comunidad.

- Solo pienso en la cama que me espera allí, porque seguro tendré una cama ¿No?

- Todos tendrán una cama.

- Quiero la mía al lado tuyo.

- Que coqueta, lástima que sea gay.

- ¿Eric? – asintió - de todas formas no me gustabas – él achinó sus ojos y solo lanzaste una gran risotada – me agradas, Aaron.

- Creo que tú a mí también, aposté bien en acercarme a ti primero.

- Ey – gritó Rick mientras apresuraba el paso hasta ustedes - ¿Cuánto falta para llegar al punto de encuentro con tu compañero?

- Solo unos cuantos metros más, allí habrá una casa rodante y otro vehículo para trasportarlos. No demoraremos más de dos horas en llegar allí, prometo que será lo mejor que les pasará hasta el momento.

[...]

El camino dirección a la comunidad fue tranquilo, una que otra horda y uno que otro inconveniente con los vehículos, pero nada tan terrible. Estabas junto a Aaron y Eric conversando, eran estupendos jóvenes y una pareja envidiable. Se notaba a leguas que se amaban y sobre todo contaban con el otro, cosa que jamás tuviste y hubieras tenido con Dixon. Otra vez él en la mente, pareciera que te gusta la tortura, pero era imposible si pasaba todo el tiempo con la mirada pegada a ti. No era una mirada cualquiera, era una mirada de odio, quién sabe por qué.

Llegaron al lugar, era tal como lo describía Aaron: un gran territorio cercado por murallas de acero de casi cuatro metros de altura, un estupendo sistema de seguridad en la puerta principal, varias casas, vehículos por montones, niños corriendo incluso gente paseando sus mascotas. Era otro mundo, era inimaginable lo que estaba ocurriendo al interior de esta comunidad; ellos apenas se enteraban de las atrocidades que había allá afuera. Todos salían de sus hogares para ver a la gente nueva, alrededor de quince personas entierradas, con la ropa ensangrentada y con una sonajera de tripas que podían hacer un concierto.

Los llevaron dirección a una gran casona donde los recibía una mujer de mediana estatura, pelo castaño hasta los hombros y con una gran sonrisa en el rostro. Allí se presentaron y hablaron un poco de la estadía afuera, desde el inicio, que fue Atlanta, un poco antes de que tú los encontraras, o bien desde que Dixon te encontró. Era pasar nuevamente por las penas, era nuevamente pasar por todo aquello traumático que vivieron como grupo. Solo escucharlo te hacia estremecerte y que tus ojos se aguaran un poco. Deanna Monroe, así se llamaba la líder de Alexandria, no se veía una mala persona, aquí nadie se veía peligroso. 

Los llevó hasta dos casas en las que, en una primera instancia, ustedes se organizarían. Entraste al lugar, los demás se empezaban a acomodar, pero tú no. Aaron y Eric te habían invitado a su casa a pasar los días, les habías contado lo que pasó con Dixon por lo que te recomendaron estar alejada de él para desintoxicarte.

Keep Alive ~ [ Daryl Dixon y tú ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora