59. La felicidad es efímera

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Los ánimos después de lo sucedido no eran de los mejores, pero todos ponían de su parte para que anduviera bien o lo mejor posible. Notaste que la chica apenas hablaba o miraba al hijo de Grimes, no quisiste indagar en ello para no hacerla sentir incómoda ni menos que pensara que eras una entrometida, sobre todo después de lo que pasó.

Pasaron las horas tan rápido que ni notaste cuando estabas vistiéndote para acostarte y dormir, esperando y deseando con toda el alma que fuera un mejor día. Daryl entró con su cigarro prendido en la boca, tú solo le diste una suave sonrisa y te introdujiste en la cama. Él comenzó a quitarse sus zapatos, desabrochar su pantalón y despojarse de su camisa; sí, quedó solo en bóxer, joder que era sexy. Con su mano te indicó que le dieras espacio en la cama, tú lo hiciste y él procedió a meterse en ella. Pasó su brazo por tus hombros y la otra quedó disponible para manejar su cigarrillo.

- ¿Estás bien? – preguntó el con su tono tan grave característico –

- Sí, cariño – cerraste los ojos fuertemente al darte cuenta lo que habías dicho. Mierda ¿Enserio? ¿Cariño? Suspiraste al sentir una pequeña risa por parte de él – lo siento, se me escapó – él chasqueó con su lengua y te apretó más a él, dio una calada a su cigarro -

- Fui a ver a Jofi antes de venir y estaba durmiendo, esperemos que no interrumpa – comenzó a dar cariños a tu hombro –

- ¿Por qué no? – le miraste sonriente, él parecía algo serio – dime...

- Porque no se me da la gana que venga a joder más – apagó su cigarro en el velador de al lado, se dio vuelta quedando encima de ti – y porque quiero estrenar la caja de condones.

- Que bruto eres – dijiste entre risas entrecruzando tus brazos en su cuello y comenzaste a besarlo –

- Quiero estrenar la caja de condones, cariño – respondió entre besos y tú solo soltaste una risa. Comenzó a bajar con besos por tu cuello y a aferrarse a tu cadera.

El calor comenzaba a recorrerte, sus manos por todas partes dejando alguna caricia empezaba derretirte. Desabrochó la camisa que ocupabas y siguió bajando por tus pechos, vientre hasta llegar a tus bragas. Diste un sufrido suspiro y él solo te miró victorioso, las comenzó a bajar lentamente y pasó su lengua curiosa por tu línea media. Tu vientre se contrajo al sentir el contacto con él, mordiste tu labio y te aferraste a las sábanas.

Tomó tus muslos para poder abrirte más, mientras seguía lamiendo y besando tu clítoris. Sentías el mismísimo cielo en tus manos, sonreíste y comenzaste a gemir despacio; no querías llamar la atención, pero joder que era terrible contenerse. Quiso darte el doble de placer ahora jugando con sus dedos al interior tuyo, tus manos se fueron hasta su espalda desnuda donde apretaste levemente.

- Mierda que estás caliente – dijo separándose unos segundos de ti, para introducir otro dedo y seguir haciendo movimientos maravillosos en tu botón con su lengua –

- Daryl... - alcanzaste a decirle gimoteando, mordiste con fuerza tu labio para contener todos los chillidos que querías dar. 

Sentías que toda tu zona baja ardía, quemaba a más no poder. Enterraste tus uñas en su espalda mientras sentías que tu pecho en cualquier momento explotaría, tu respiración iba por los cielos. Diste un ahogado gemido al sentir que el orgasmo venía a ti.

Él se paró viéndote por unos segundos, victorioso al verte de esa forma; rendida y tratando de recuperar el aliento. Fue hacia su bolso por la preciada caja de preservativos, pero no ibas a permitir que él se quedara sin un poco de ese placer que provoca el sexo oral. Como pudiste te paraste, le quitaste la caja de las manos y volviste a la cama sentándote en un borde.

Keep Alive ~ [ Daryl Dixon y tú ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora