Keep Alive ~ [ Daryl Dixon y tú ]

42. Agrupar y matar

Estabas guardando un montón de ropa en el bolso cuando Lydia llegó a la habitación, se sienta en la cama y deja a un costado de tus pertenencias un pequeño bulto. Está envuelto, es un cuadrado y está amarrado con una pequeña cinta de tela. Lo miras un tanto extrañada y luego la miras a ella, ríes levemente y procedes a tomarlo. Tiras de la cinta y desenvuelves el paquete. Tu pecho se aprieta y sientes los ojos humedecerse un poco. Lydia había recortado el retrato que tenía junto a Merle, lo dejó a él solo y lo enmarcó. Era hermoso, era el mejor regalo en estos tiempos. Una lágrima cae hasta el vidrio, lo limpias con la manga de tu chaqueta y luego tu mejilla.

- Lo preparé rápidamente para ti, para que no te sientas sola en la estúpida celda.

- Lydia... ¿qué hiciste? – te sientas junto a ella -. No debiste hacerlo, era tu retrato con él.

- Creo que es mejor así – levanta sus hombros restándole importancia al acto que hizo -. Creo que te hace más falta a ti.

- Era el único recuerdo que tenían juntos.

- No importa, de verdad prefiero que tú lo tengas – pasas tu dedo por el vidrio, como si le estuvieras dando un cariño en la mejilla de él.

- ¿Sabes lo que más extraño de él? Que me despierte todas las mañanas y me dé una gran sonrisa. Eso solucionaba todos mis problemas y mis penas – suspiro -. Me gustaría que estuviera aquí, él no me hubiera dejado sola en esto – ambas sienten un ruido extraño desde afuera, como un gran rugido que se acercaba. No era ensordecedor, pero llamaba mucho la atención. Era como si algo desde lo más profundo de la tierra viniera, era lo más extraño de explicar.

- ¿Qué es eso?

- Oh no... - Lydia se acerca a la ventana, observa como la gente empieza a correr dirección a la entrada -. No, ___. Debes escapar de aquí.

- ¿Qué pasa? ¿de dónde es ese rugido?

- No son rugidos, son los caminantes.

- Por favor, dime que eso no es lo que creo que es – te asomas a la ventana, pero ambas giran al sentir a Daryl entrando a la habitación.

- Debemos irnos, te tengo que sacar de acá.

- ¿Cómo lo harás? ¡deben ser miles de ellos! – él parecía muy nervioso, sabías que la cosa se venía difícil.

- Las alcantarillas – toma tu bolso y se acerca para tomar tu mano y sacarte de ahí -. Te esconderás allí hasta que podamos terminar esto.

- No, debemos pensar-

- ¡Daryl! ¡son ellos! – cuando ustedes estaban bajando se encuentran con Maggie entrando a la casa -. ¡Mierda! ¡debemos sacarte de aquí ahora!

- ¡No soy prioridad ahora! ¡debemos pensar en un plan ahora ya! – gritas dejándolos a todos pasmados -. Tranquilos, estaré bien. Me esconderé, pero debemos pensar en algo ahora para acabar esto.

- ¡Maggie! – escuchan desde afuera, era Frank acercándose. Ustedes salen finalmente de la casa -. Eugene saldrá con algunos jinetes para alejar algunos grupos.

- Bien pensado, reuniré a los caballos.

- Te ayudo – vas con tu amiga, pero Daryl te da vuelta con solo un movimiento.

- No, tú no – te mira con tanto enojo -. Tú no vas a hacer nada que te ponga en riesgo.

- Es obvio que no lo haré, solo ayudaré a agilizar las cosas ¿tú vas a salir? – él asiente -. Bien, te buscaré un caballo. ¿Lydia te quedas adentro o vas afuera?

- Creo poder ayudar afuera.

- Entonces deben prepararse – ellos asienten, tú corres detrás de Rhee y empiezan a ordenar los caballos en la entrada para que el grupo saliera luego. Ahí puedes observar la gran horda que venía hacia la comunidad. Eran cientos y cientos de ellos, una gran horda que llenaba la calle y no dejaba espacio alguno.