Keep Alive ~ [ Daryl Dixon y tú ]

23. El accidente de Rick

Estás en el pequeño memorial de Rick cerca del puente, hiciste una pequeña parada en tu viaje hacia Hilltop. En tus manos tienes el colgante de Romy que le había obsequiado su padrino, ella te explicó por qué te lo había entregado durante tu cumpleaños... otra vez. Extrañabas tanto a Rick, sentías tanto su ausencia. Él estaría contigo en estos momentos tan complicados para ti, estaría hablando con la verdad ante todo; él siempre estuvo contigo. Ni siquiera recuerdas si hubo una despedida, si pudiste decirle lo especial que fue para ti. No sabes si pudiste ayudarlo, si presenciaste aquel momento donde Grimes desapareció, pero a eso ibas a la comunidad de Maggie, querías averiguar más detalle con gente que hubiera estado ahí. Tu segundo objetivo sería ir con Carol.

Sentiste los pasos de alguien por el bosque, por lo que te levantaste rápidamente y preparaste tu arma. Caminas lentamente, intentando hacer el mínimo ruido posible, hacia al caballo con el que te desplazabas. Estabas a punto de sacar las amarras cuando identificas que es Daryl acercándose a ti. Sueltas las correas y vuelves acercarte a la placa de metal. Te sientas junto a él mientras observas como el agua corre por el río.

- Sabía que vendrías aquí... - se acerca un poco más hacia ti. Observa el memorial con nostalgia -. Hola, viejo amigo.

- Él no está aquí.

- Todos necesitamos lugares para llorar a la gente – se inca al lado tuyo. Se acerca para tomar un broche de un sombrero de Sheriff -. ¿Te acuerdas de esto?

- La verdad no – miras atentamente lo que él tiene en sus dedos.

- Lo encontré para la navidad antes de que todo ocurriera, fuimos de viaje al centro de Atlanta. La familia de Grimes y la de nosotros, todos fuimos para allá – sonríe levemente -. Lo encontré y fue mi obsequio para él. Lo traía siempre en su chaqueta, me lo tiró a los pies el día en que discutimos y todo ocurrió.

- Entonces... - giras tu cabeza para mirarlo directamente a los ojos -. ¿Él se fue enojado contigo?

- No del todo... hubo una pequeña conversación antes - niega para luego dejar el broche apoyada en la placa -. Volvamos a casa, te contaré todo.

- No voy a casa – te pones de pie y vas hacia el caballo -. Iré a Hilltop, tengo que hablar con Jesús o con cualquiera que me pueda ayudar en esto.

- Jesús no está en Hilltop.

- ¿Cómo? – giras en tu propio eje -. ¿Dónde está?

- Él... él fue asesinado – abres tus ojos a más no poder -. Por la gente de Lydia.

- ¿Qué?

- Fue el primer conflicto que tuvimos con ellos.

- ¿Y luego lo de las picas?

- Sí.

- ¡¿Y no hemos hecho nada?! – te acercas más a él -. ¿Han matado a nuestra familia y estamos como si nada?

- Es más complicado que eso, hay una amenaza de por medio. Un trato de paz.

- ¿Trato de paz? ¿con sus manos manchadas de sangre?

- No podemos arriesgarnos, ellos controlan algo muy grande que puede destruir todas las comunidades.

- ¿Qué cosa? ¿armas? – bufas -. Eso jamás nos ha detenido.

- Una horda con cientos y cientos de caminantes. Podría decir que casi mil de ellos, dando vueltas como un grupo de ovejas... eso controlan – aprietas tus manos -. No creas que no tengo ganas de buscar venganza por todo lo que nos hicieron, pero no podemos poner en riesgo a todos.

- Lo entiendo – sacas de mala gana las amarras del caballo, lo alistas para partir -. Vuelve a casa, volveré en dos días. Iré al Reino ahora, tengo cosas que hablar con Carol.