Keep Alive ~ [ Daryl Dixon y tú ]

LVII

El tipo de la ballesta despierta ante el fuerte ardor que siente en su pecho. Nuevamente estabas con una fiebre altísima y él ya no sabía qué hacer. La palabra desesperado quedaba corta para lo que sentía. Estaba dispuesto a sufrir él, con tal de no verte así, tan apagada y sufriendo. En todos estos años, él jamás te vio de esta forma.
Acaricia tu mejilla con tanta delicadeza, como si fueras a romperte en cualquier momento. Cerró fuertemente sus ojos al sentirlos humedecerse. Apoyó su cabeza sobre la tuya y dejó escapar algunas lágrimas. ¿Por qué no despertabas y decías alguna broma? ¿Por qué no simplemente acariciabas su rostro y depositaba un beso en sus labios?. Quería que despertaras y que todo estuviera bien. Daría su vida con tal de que tú estuvieras bien.

¿Por qué tenías que pasar por esto? ¿por qué justo ocurrió esto ahora? La vida era injusta.

Él tenía miedo.

[...]

Dixon había decidido ir a la otra habitación y hacer un cambio de funciones con Romy; ella iría a pasar un tiempo contigo y cuidarte, mientras que él se preocupaba de Saida. Afortunadamente la pequeña se encontraba bien, no habían signos de fiebre y cada vez se acostumbraba a este frío mundo. Lydia la tenía en sus brazos mientras le hacía caras y sonidos que, al parecer, a la niña le agradaban. La miraba atentamente y hacía movimientos con su boca, mientras con sus manitas intentaba alcanzar el rostro de la adolescente. Daryl al ingresar al cuarto, sonríe ante la escena.

- Hola - la chica se sonroja y baja su mirada -. ¿Cómo está ___?

- Nuevamente tiene fiebre - se sienta junto a ella y mira a la pequeña. Sonríe leve al ver que la niña estaba bien y estaba entretenida. También sonríe porque está maravillado con lo parecida que era a ti -. Saida es igual a ___.

- Sí, tiene más parecido a su madre, pero...

- ¿Pero?

- Quizás suene ridículo, pero por alguna razón tiene un aire a ti.

- ¿A mí? No puse nada de mí en la mezcla - ella ríe levemente.

- No lo sé... - sube sus hombros -. Ella lleva un nombre muy adecuado, definitivamente Saida es afortunada de tenerlos a todos ustedes.

- Solo espero que su madre pueda disfrutarla como todos nosotros - le pide que le entregue a la niña, ella acepta. Daryl la acerca a su pecho, inspira su perfume y besa su cabeza. La niña toma el índice de su padre y lo aprieta.

- Crees que...

- Ya no sé qué creer - mueve su dedo para jugar con ella -. Estoy cansado, asustado y muy angustiado. No sé qué hacer por ella para ayudarla - Saida cierra sus ojos y hace un bosquejo de lo que sería una sonrisa. Daryl suelta una leve risa.

- Cuando tú enfermaste y ardías en fiebre, ella te pedía que te quedaras y que no la dejaras sola. Decía que te necesitaba. Quizás eso te hizo pelear y mejorar. Puede que funcione si tú...

- Ya lo hice.

- Insiste.

- ¿Y si no sirve? ¿y si-

- Ella estará bien.

- ¿Cómo podrías estar tan segura?

- No lo estoy.

- Entonces no me sirve tus palabras - él suspira y niega -. Lo siento, Lydia.

- No hay problema.

- ¡Papá! - gritan desde la otra habitación. Daryl sintió su corazón paralizarse.

- Dame a Saida. Anda a ver qué pasa - él le da a la pequeña y sale rápidamente de allí. Va con ustedes totalmente asustado y agitado, pero todo se tranquiliza cuando te ve con una pequeña sonrisa en tu rostro.