Keep Alive ~ [ Daryl Dixon y tú ]

48. Almuerzo familiar

Daryl había conseguido unos peces para que el nuevo gato de la casa comiera algo. Había pasado una semana y aún no lograban que comiera mucho de lo que le daban. Perro también estaba en la casa, Daryl se encargaba de prepararle su comida. Durante los ataques de los Susurradores, el amigo perruno había salido herido y pasó unos días con el veterinario de Alexandria, pero ya se había recuperado y podía estar con ustedes de forma segura. Él estaba un poco celoso del nuevo compañero, pero de a poco se acostumbraba.

- Ey, ven – dejas el pocillo con comida para chupacabras a un costado de la escalera. Él se acerca lentamente al plato, olfatea un poco y empieza a devorar el pescado -. Te gustó ¿cierto? Está delicioso y solo para ti – acaricias su espalda, luego te pones de pie y ves que Perro está en la puerta evitándote -. Perro – él no acude a tu llamado -. Vamos, amigo. Papá te está preparando algo – te acercas a él para acariciar su cabeza. Él parecía totalmente indiferente, lo que logró soltarte una risa -. Iré por tu comida.

- ¡Aún falta!

- ¡Bien! – gritas de vuelta. Perro seguía evitándote -. Oh, vamos. No seas así, me partes el corazón – él gimotea, se pone de pie y da vueltas en su propio puesto. Tú te sientas en el suelo y él acomoda su cabeza en tu muslo. Aprovechas para acariciar su pelaje, especialmente en la zona de sus orejas. Parecía disfrutarlo -. Estás celoso de chupacabras. Eso no está bien. Yo te quiero.

- ¿Ahora hablas con las mascotas? – él se acerca con el plato de comida, lo deja junto al de chupacabras. Él sigue comiendo, así que Perro no se acerca, aunque se le caía la saliva por ir a comer.

- ¡Pero mira, si es igual a un niño! – dices frustrada. Dixon te ayuda a ponerte de pie -. Quizás es mala idea mantenerlos juntos.

- Se entenderán. Por lo menos no intentan matarse.

- No lo sé, Perro tiene un rasguño en la pata que me parece sospechoso.

- Roces, a todos les pasa – él sube las escaleras. Tú lo miras extrañada.

- ¿A dónde vas?

- A darme un baño, ¿te sumas?

- Claro que sí – sonríes y lo sigues -. ¿Por qué te bañas? ¿vas a salir?

- ¿Lo olvidaste?

- Creo que sí.

- Hoy es el almuerzo que organizó Romy. Invitó a Jofi, ella confirmó que iba.

- Verdad, estoy un tanto perdida en los días – empiezas a quitar tu ropa, él se dio cuenta, así que fue contigo y empezó a ayudarte -. Puedo sola.

- Quiero ayudarte... ¿te molesta? – besa tu cuello.

- Lo haces más difícil, Daryl. ¿Crees que no tengo ganas de hacerlo? – besa tu hombro mientras te quita el brasier. Tú sientes un leve calor recorriendo tu cuerpo, hasta el ritmo de la respiración cambiaba. Tú empezaste a desabrochar su camisa, te acercaste más a su cuello y empezaste a hacer lo mismo que él. Acariciabas su pecho, depositabas besos para bajar finalmente hasta cerca de su ombligo. Quitaste su pantalón, fuiste subiendo nuevamente para finalizar el recorrido en sus labios. Él quitó tus prendas inferiores y mientras estaba abrazados te llevo hasta el baño.

Los dos torpemente empezaron a botar todo a su paso, soltaron alguna que otra risita por eso. Finalmente llegan a la tina, Daryl larga el agua que estaba un poco fría, pero en el momento daba igual y lentamente se calentaba. Ambos se meten, siguen juntos y besándose, aunque ahora más calmadamente. Recorrían con sus manos el cuerpo del otro, de vez en cuando se separaban y solo se admiraban, acariciaban sus rostros y volvían a fundirse en un beso. El agua quedó tibia finalmente, lamentablemente no era como en Alexandria que podían darse un baño caliente como correspondía. Te sientas, tomas el jabón y empiezas a pasarlo por tu cuerpo, Daryl te ayuda con tu espalda. También te ayudó para lavarte el pelo, se sentía bien realmente. Luego le toco a él, te sentaste sobre sus piernas que estaban estiradas, empezaste a enjabonarlo y peinar sus cabellos que se esparcían por su rostro. Te quedas unos segundos en silencio y mirándolo con una sonrisa en tu rostro.