Keep Alive ~ [ Daryl Dixon y tú ]

75. Nunca estará sola

Tus ojos pesaban, los abrías perezosamente mientras limpiabas tu boca que se encontraba sucia por la saliva seca. Estiraste a más no poder tus brazos y te diste cuenta que no estabas en la casa, estabas en una cama desconocida. Te sentaste en ella, refregaste tus ojos y procediste a poner tus zapatos que estaban a los pies de la cama. Fuiste hasta el living, allí estaban Gael y Susan preparando un desayuno, o eso parecían hacer.

- ¿Qué hacen? – dijiste a regañadientes, ellos dieron vuelta entre risas –

- ¡Mierda! – expresó Sue – te dije que no íbamos a alcanzar a prepararle algo.

- ¿Me quedé dormida aquí?

- Sí, estuvimos riendo un buen rato aquí... bebiendo de eso – señaló una botella de whisky, negaste de inmediato para luego llevar ambas manos a la boca al recordar a Daryl –

- Me voy, iré a ver Dixon.

- Quédate a desayunar por favor, nos esforzamos.

- Cállate – dijiste en un tono molesto, saliste del lugar y te dirigiste hasta la enfermería. Quedaba un poco de gente ahí, ya todos estaban en proceso de recuperación, menos Daryl, él no estaba en el lugar, te acercaste hasta Denisse –

- Joder, apestas a trago, ___ - te regañó con la mirada –

- No sé qué pasó, ¿Dónde está Daryl? – levantó sus hombros –

- Salió temprano, me dijo que estaba bien y quería irse de aquí.

- Mierda... - negaste y saliste del lugar rápidamente, fuiste hasta la casa y gritaste por él, pero nadie respondía. Fuiste por cada sector buscando el cazador, pero no lo encontrabas. Entraste a la habitación que compartían, quitaste tus zapatos y ropas lanzándola lo más lejos posible, completamente desnuda ingresaste al baño y al cerrar la puerta te encontraste con él, diste un salto al pillarlo desprevenida. Se acercó lentamente a ti por la espalda, mojándote un poco con sus cabellos recién lavados y su cuerpo aseado –

- Mm, que gusto que me busques así. Podrías hacerlo más seguido – besó tu hombro derecho, lanzaste una risita nerviosa –

- ¿Qué hacías escondido? – pasaste tus manos por sus cabellos, mientras él comenzaba a rodearte con sus brazos y dibujaba un camino desde tu vientre hasta tu pelvis –

- Quería asustarte, pero con esta pinta me hiciste cambiar de opinión – subió con sus manos hasta tus pechos –

- Ey – reíste y diste vuelta, quedando frente a frente. Él te llevó hasta el lavamanos, te subió un poco e hizo que rodearas sus caderas con las piernas - ¿Qué pasa? ¿Tan bien estás?

- Si quieres paro – comenzó a jugar con tus pezones, diste un leve jadeo mientras tirabas tu cabeza hacia atrás –

- No te atrevas – sonreíste, él se acercó para probar tus labios. Sintió el sabor del licor que bebiste anoche y se alejó para luego darte una mirada sospechosa – ¿Qué? – bajaste la mirada, te sentías como una niña que estaban a punto de regañar. Paró de acariciar tus pechos y llevó sus manos a sus caderas –

- ¿Qué hiciste anoche?

- Nada.

- Bebiste... - suspiró, hizo que bajaras de su cuerpo y fue hasta la ducha para abrir la llave del agua – entra.

- ¿Qué? – él sonrió leve – te dije que entraras - volvió a insistir, pero ahora con un tono más duro - 

- Qué ánimos... - hiciste lo que te dijo, él quitó la toalla que cubría su parte baja y se metió a la reducida ducha contigo - ¿Me vas a bañar?