Capítulo 4

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Jesus Oviedo.
Viernes 7 de Marzo, 20.30
°
Abro levemente la camisa por el pecho, perfumo la tela para después ponerme los zapatos, me pongo en pie bajando las escaleras y así poder coger las llaves del coche, la de casa y la tarjeta de reserva del restaurante. Miro el cielo que ya está casi oscuro sonriente y sentado en el coche saco mis colmillos observándolos en el espejito del este.
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-Realmente estáis nuevos. -me susurro.
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Cierro la boca y sonrio al ver como se notan, muerdo mi labio pensando en cuanto me gusta mi boca cuando los colmillos están fuera. Cierro los ojos concentrandome para esconderlos y arranco para poder llegar a mi hora.
Conduzco por Madrid realmente serio pues no sé qué haré con esa chica hoy, busca lo que sabía que buscaba en mi desde el primer momento y no estoy en desacuerdo pero es una chica realmente repelente cuando le apetece ¿por qué vino aquel día al congreso de mi bufete?
Recibo una llamada, es de trabajo.
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-Jesus Oviedo. -digo firme.
-Señor, han apuñalado a Jiménez, el chico al que logró rebajarle la condena diez años. -explica.
-¿Cómo? -pregunto serio.
-Un preso, estaba pasando la bandeja para la cena y le apuñaló, fue por la espalda. -explica.
-¿Está vivo? -freno en un semáforo.
-Está grave, la familia quiere hablar con usted e ir a juicio por ese apuñalamiento. -dice serio
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¿Esa familia es consciente que hay apuñalamientos todos los días en la cárcel? Realmente creo que piensan que está en un hotel.
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-Bueno, haré lo que sea posible, pero mañana. -digo serio.
-De acuerdo señor. -dice.
-Llámeme si hay novedades. -ordeno.
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Cuelgo y giro a la derecha aparcando en la cera de enfrente del restaurante viendo a dos chicas en la puerta.
Valeria lleva un vestido corto gris que, joder, ¿por qué brilla? Es un vestido que realmente es bonito pero.... No Oviedo, demasiada luz para un ser como tú. La otra, sin embargo, lleva un vestido de tirantes rojo mucho más discreto y precioso, es mucho más ancha que Valeria, con una tez oscura preciosa y un cabello negro que realmente me flipa.
Bajo del coche, Valeria sonrie acercándose al borde de su acera para recibirme y su amiga, sin remedio, se rie.
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-Hola. -le doy dos besos a modo de saludo.
-Hola guapo. -me mira coqueta.
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Caminamos hasta llegar a su amiga, esta chica me mira y sonrio mojando mis labios con la lengua pausadamente.
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-Malala. -se presenta.
-Jesús. -digo ronco.
-Encantada. -dice dulce.
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Alarga la mano para estrecharla en un gesto más formal y yo agarro esta besando la zona.
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-Igualmente preciosa. -murmuro.
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Valeria, ante la situación, tira de mi hacia dentro.

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