Capítulo 25

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Jesus Oviedo .
Lunes 30 de Marzo, 9.45
°
Hace apenas diez minutos que un oficial de policía me llamó comunicandome que ese cadáver no es el cuerpo del padre de Malala, es un señor que ha sido asesinado pero que, tras las pruebas que mandaron a Lisboa, los resultados dieron otra identificación. Aviso a mi secretario para que venga a mi despacho y en cuestión de dos minutos lo tengo tocando mi puerta.
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-Necesito que se ponga en contacto con la señora Lorenzo y le diga que venga cuanto antes a mi despacho. -ordeno serio.
-Enseguida señor. -dice saliendo del despacho.
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Miro en mi teléfono la foto que ella me mandó anoche totalmente desnuda pero con mi americana puesta cubriendo justo sus pezones pero pudiendo ver su sexo a la perfección.
Continúo acabando preparación de otro juicio totalmente diferente hasta que una llamada suya me interrumpe.
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-Hola bebé. -digo serio.
-¿Para que necesitas ver a mi madre? -susurra.
-Han identificado el cadáver Malala. -anuncio.
-¿Es mi padre? -pregunta realmente asustada.
-Lo siento bebé, no, no es tu padre. -digo algo cortado.
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Ella suspira y noto como sonrie levemente.
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-Me saltaré esta clase e iré ahora con ella a tu despacho, necesito estar delante cuando se lo comuniques. -dice agobiada.
-No es necesario. -digo preocupado.
-Es por ella Jesús, no sé como reaccionará pues tiene mucha esperanza en que ese cuerpo sea mi padre. -dice seria.
-Aquí os espero entonces. -digo menos serio.
-En un rato vamos. -anuncia antes de colgar.
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Continúo con mi juicio durante una hora intento organizar la defensa a esa mujer que realmente lo tiene todo muy fácil pues es obvio que ese cabron la estuvo maltratando durante años.
La luz del sol se cuela entre las rendijas de la persiana y me pongo en pie bajando la levemente.
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-Ni el zumo me ayuda a evitar esta mierda, tengo que averiguar que hacer. -murmuro serio.
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Llaman a mi puerta, me giro rápidamente y las veo pasar, sonrio observando a Malala y ella me devuelve el gesto.
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-Señora Lorenzo. -estrecho manos con ella.
-Oviedo ¿qué ha pasado? -pregunta aterrada.
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Beso la mano de su hija como saludo y les pido que tomen asiento frente mi mesa una vez yo me siento en mi lado.
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-Los resultados llegaron de Lisboa esta misma mañana señora. -miro a la mujer.
-Sea directo Oviedo. -suplico.
-Ese cadáver no es su esposo. -anuncio.
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Su rostro se palidece, Malala agarra su mano y la mujer mira a su hija.
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-¿Dónde está tu padre? -pregunta desesperada.
-Debes olvidarte de ese señor, mamá. -suplica.
-Disculpeme por hacer que trabaje para realmente nada, cobrese lo necesario. -dice la mujer recuperando en color en sus mejillas.
-No será nada. -asegura.
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Malala me mira seria de inmediato y niego.
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-No ha sido realmente nada señora. -digo poniendome en pie.
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Ambos dos me repiten y mira a su hija.
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-Yo le aconsejo que deje de buscarlo, por lo que su hija me contó ese hombre quería quitarse de en medio y ese fue su método. -sueno todo lo amable posible.
-Lose, pero amo a ese hombre y es el padre de mi hija, necesito saber un por qué... Aunque ya lo sepa, que él me explique por qué nos dejó tan solas. -dice con el alma en la garganta.
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Malala pasa su brazo por los hombros de su madre y sonrie tierna.
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-Vamos mamá, tienes que hacer recados y es mejor que olvides esto. -dice Malala.
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Ella nos mira y se aleja levemente.
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-¿Quieres que os deje solos? -me pregunta.
-Tengo clases mamá. -dice ella avergonzada.
-Bueno, yo os dejo solos. -dice burlándose de su hija.
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Sale del despacho rápido y Malala alza levemente la voz.
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-Dejala bebé, nos ha hecho un favor. -digo riendo.
-¡Jesus! Que no tengo como volver a casa. -dice preocupada.
-Yo te llevo en un ratito. -digo tirando de su brazo.
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Ella suspira y muerdo su labio tomando su trasero con mis manos.

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