Capítulo 121

5K 202 2
                                    

Jesus Oviedo.
Domingo 13 de Febrero. 9.00
°
Bajo las escaleras de casa en su busca como cada mañana desde el día que se que en cualquier noche se irá, mi corazón se encoje al no verla en la cocina, corro al salón viendo la cuna vacía, salgo al jardín para bajar al daraje y me apoyo en la pared roto al ver que su coche no está.
~
-Bebé... -lloro.
~
Subo hacia casa viendo una simple nota sobre la encimera de la cocina: "gracias por todo, lo siento, te amo"
Golpeo la zona lleno de rabia y subo dispuesto a cambiarme e ir a casa de sus padres.
Ayer fui la última vez que la vi, el último besito que le di a mi hija y el último "papá" que me dijo, si hubiese sabido que el Jueves iba a ser el última día que sentiría sus labios me habría quedado más tiempo envuelto en ellos... Joder ¿Qué haces ahora Jesús?
Conduzco desubicado por Madrid hasta conseguir llegar a casa de Alfonso y Celeste. Llamó al timbre varias veces y el rostro de Alfonso dice todo.
~
-Dime que está aquí. -suplico llorando.
~
Me abre los brazos haciendo que lo abrace llorando cual crío.
~
-¿Dónde se ha ido? -pregunto entrando intentando parecer más calmado.
-Aún no podemos decir nada cielo. -responde Celeste.
-Necesito saberlo ¿Puedo llamarla? -pregunto.
~
Encojen sus hombros provocando que saque mi teléfono, joder, la foto de ella con Rosa de fondo hace que tenga más ganas de llorar.
~
-Se ha ido lejos. -dice Alfonso.
-¿Está en España? -pregunto desorientado.
~
Asienten, miro mi teléfono dispuesta a pulsar la llamada pero el teléfono de Celeste suena primeramente haciendo que frene.
~
-Cariño ¿llegasteis bien? -pregunta. -Me alegro muchísimo... Si, él está aquí. -dice tensa.
~
Me mira sería y me pasa el teléfono.
~
-Bebé... -digo sin voz.
-Rosa está bien, a dormido todo el viaje. -dice con la voz cortada.
-¿Y tu, nena? -pregunto roto.
-Estoy en Sevilla, si quieres ver a la niña sabes donde estoy. -ignora mi pregunta.
-Te fuiste tú sola... Íbamos a irnos juntos. -murmuro.
-Las cosas no salieron como esperábamos. -comenta.
-En cuanto pille tren estoy allí, será en cuestión de días. -aseguro.
-No tengas prisa, necesito estar alejada de ti. -suplica.
-¿Puedo ir a ver a mi hija? Si quieres no te hablo cuando nos veamos pero quiero verla. -suplico.
-Si es así, ven cuando te sea posible. -asegura firme.

La rosa negra Donde viven las historias. Descúbrelo ahora