Capítulo 132

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Malala Lorenzo.
Sábado 26 de Febrero. 3.00
°
Me remuevo en la cama bostezando, me hago una bolita cubriéndome con las sábanas y vuelvo a cerrar los ojos para nada pues escucho la puerta.
Me pongo en npie poniendome una camiseta larga, bajo las escaleras y sonrio al verlo entrar cargado de maletas.
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-¿Qué haces despierta? -pregunta sonriendo.
-No podía dormir. -comento dulce.
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Me acerco a él lentamente y me pego a su pecho rodenadolo con los brazos, necesitaba sentirlo cerca.
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-¿Te encuentras bien? -pregunta.
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Asiento sobre su pecho alzando la cabeza, roza nuestros labios y llevo una de mis manos a su nuca.
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-No deberías haberlo echo tan precipitado. -murmuro.
-Moría por verte. -asegura.
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Siento mi pecho encojerse, cierro los ojos y Jesús aprovecha mi flaqueo para mezclar nuestros labios en un suave y lento beso que a ambos nos hacía falta.
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-Vacía mañana las maletas. -suplico tirando del cuello de su camisa.
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Sonrie mordiendo su labio, me agarra el trasero subiendome en su cuerpo y camina conmigo hasta llegar a la habitación.
Me besa nuevamente, mete sus manos por mi camiseta al notar que la situación comienza a calentarse y pongo mis manos en su pecho.
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-Apaga la luz. -suplico bajándome de su cuerpo.
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Se queda desconcertado, jamás me he pedido que apague la luz pero tal y como estoy no puedo permitir que me vea desnuda, va hacia la luz apagandola haciendo que así solo se vean siluetas oscuras, me quito la camiseta cuando se coloca sobre mi en la cama, hunde sus labios en mi cuello y arañó su espalda arrebatandole la camisa.
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-Estás preciosa. -asegura.
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Mi cabeza va a extrañar en cualquier momento pues sé que me arrepentiré de esto pero ahora mismo deseo tanto a este hombre que solo quiero hacerlo con él.
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-Jesus. -susurro.
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Entreabro los labios cuando siento sus mano agarrar el elástico de mi tanga, mi sexo palpita bajo sus labios sin poderme creer que vaya a hacer eso tras tanto tiempo... En definitiva este hombre es lo mejor.
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-La niña Jesús. -digo con la voz ronca.
-No grites, te castigaré, bebé. -murmura.
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Recuerdos de todo lo que hacíamos hace años bañan mi cabeza, sus manos azotando cada piro de mi piel... ¿Cuántas veces me ató? Recuerdo cuanto me gustaba eso.
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-Oh joder. -me tapo la boca con las manos.
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Muerde mis labios inferiores haciendome alzar la cadera y gimo levemente totalmente entregada... Amo a este hombre.

La rosa negra Donde viven las historias. Descúbrelo ahora