Capítulo 22

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Malala Lorenzo.
Viernes 27 de Marzo, 22.10
°
Se tensa de inmediato al escuchar mis palabras, el camarero pone el primer plato en la mesa y Jesús, incapaz de mirarme, gira el el rostro apartando el pescando en mi plato.
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-Jesus. -coloco mi mano en su pierna.
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Mueve su cabeza, agarro sus manos oara que paro de hacer gilipolleces por tal de ignorarme y muerdo mi labio nerviosa.
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-Había cosas evidentes que no puedes ocultar y si tienes dudas Valeria no tiene nada que ver con esto. -digo.
-Yo no practiqué con Valeria, hace años que no mantengo relaciones así. -murmura con la voz totalmente ida.
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Se mantiene tenso y agarro su mejilla provocando el contacto de nuestros ojos.
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-¿Me equivoco? -pregunto.
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Niega con la cabeza y suspira.
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-No quiero hacerte daño, joder y esto es una práctica muy dura que puedo comprender a la perfección si te niegas a practicarla. -dice realmente tímido.
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Rio tierna ante las rojeces que tiñen sus mejilla y me observa extrañado.
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-Vamos a cenar ¿si? Después seguimos esta conversación. -digo dulce.
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Asiente agarrando el tenedor y comemos intercambiando pocas palabras hasta que, tras media hora, ambos acabamos de cenar.
Se pone en pie ofreciéndome su mano, la agarro y caminamos hasta un ascensor que nos sube a una quinta planta donde puedo ver una hermosas vistas de Madrid.
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-Ven aqui. -dice sentando en uno de los sofás que hay aquí arriba.
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Me siento junto a él pasando una de mis piernas sobre las suyas y pasa la americana por mis hombros.
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-Vamos a hacerlo poco a poco, quiero intentarlo y si es cierto que llevas tantos años sin practicarlo me encantaría ser la primera tras mucho tiempo. -digo seria.
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Me mira y puedo notar como sus oscuros ojos brillan.
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-No quiero hacerte daño. -murmura.
-No me vas a hacer daño Jesús, estoy segura. -aseguro.
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Niega con su cabeza y agarro sus brazos colocándolos en mi cintura para inclinarlo sobre mi.
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-No me conoces. -susurra sobre mis labios.
-Dejame conocerte. -suplico.
-¿Por qué yo? Hay muchos hombres más sencillos que yo. -murmura.
-¿Por qué yo? Hay mujeres mucho más hermosas que yo. -repito su frase.
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Él niega con la cabeza y beso sus labios cortando la estupida respuesta que vaya a dar, siento sus dedo acariciar mi ingle entrando más allá de mi vestido y tiro de su nuca negando.
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-Aqui no. -murmuro.
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Él sonrie asintiendo y miro a nuestro alrededor.
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-Vamos a empezar poco a poco. -susurra.
-¿Qué? -me confundo.
-Mientras mantenemos relaciones está prohibido llamarme por mi nombre, así como tutearme ¿de acuerdo bebé? -pregunta.
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Asiento mientras noto la yema de sus dedos acariciar la tela de mi tanga. Me agarro a su camisa y sonrie alejándose levemente.
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-Eres preciosa. -murmura mirandome fijamente.
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Vuelve a besarme y recibo una llamada de mi madre cortando el momento.
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-Lo siento. -murmuro.
-Cogelo. -dice dulce.
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Pulso la zona verde y escucho la voz de mi madre algo preocupada.
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-Mamá, estoy bien. -aseguro.
-Es muy mayor hija, no quiero que abuse de ti y... ¡Ay! -dice nerviosa.
-Mamá, Jesús es un amor, de verdad, me está cuidando mucho y me trata genial. -aseguro riendo.
-¿Duermes en casa? -pregunta preocupada.
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Veo como Jesus me mira sonriendo como un imbecil y dejo un suave beso en sus labios.
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-Nose mamá, seguramente sí. -murmuro.
-Ven a dormir, porfavor. -suplica.
-Iré, no te preocupes. -sonrio tierna.
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Cuelgo y Jesús alza una ceja dándole un trago a su copa con ron.
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-Está preocupada, sabe que eres mucho más mayor que yo y piensa que me vas a hacer algo malo. -explico.
-Yo tampoco me fiaría de un tipo como yo siendo tu madre. -rie él.
-¡Eres tonto! -rio golpenado levemente su pecho.
-Le dices que te estoy cuidando y de aquí a un mes te voy a tener atada a mi cama... Me gusta eso. -dice riendo.
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Muevo mi cabeza sonriendo y vuelve a besarme.
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-¿No podrás venir hoy a mi casa? -susurra sobre mis labios.
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Niego con la cabeza y se hunde en mi cuello.
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-Es comprensible, pero no te vas a escapar la proxima. -asegura agarrando mi trasero.
-Cuando mi señor desee. -murmuro.
-Yo a usted la deseo en todos los lugares. -responde colocandome sobre él a horcajadas.

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