Jesus Oviedo.
Jueves 17 de Abril, 11.35
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Ella acaba de colocarse la camiseta, recoje su melena en un moño realmente despeinado y suspira.
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-Ya no follo antes de ir a la calle. -advierte suspirando.
-Es el mejor momento. -bromeo.
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Ella me maldice con la mirada y la abrazo por la espalda viéndonos en el reflejo.
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-Te ves hermosa. -murmuro.
-Tú me ves así, que me amas mucho. -bromea.
-Siempre te vi hermosa, incluso antes de enamorarme de ti. -aseguro.
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Agita su cabeza sonriendo como una imbecil, giro su rostro besandola y agarro las llaves del coche, cuando me doy cuenta el corazón me da un vuelco dandome a entender que algo malo sucederá.
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-¿Estás bien amor? -pregunta tocando mi espalda.
-Sí bebé. -murmuro.
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Salimos de casa, ella se sienta en el coche en lo que yo arranco y conduzco con normalidad por las calles de Madrid hasta la casa de su madre, miro a todos lados, realmente esa} resion que he sentido me tiene alerta aunque lo tebga que pasar, pasará.
Ella sostiene mi mano para besarla y sonrio apartando la cabeza un instante para mirarla en lo que giro una calle y... Joder, esto es lo que iba a pasar.
Todo se vuelve borroso y maldigo el momento donde nací de otra especie a la que nada puede matar pero no me queda otra que fingir que yo también estoy herido en lo que las personas que han causado este accidente vienen pero no pienso soltar la mano de mi chica.
°
18.00
Abro los ojos aturdido pues ellos me pusieron sedantes si yo nisiquiera necesitarlos, veo al doctor junto a mi pues mueve sus dedos delante de mis ojos.
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-¿Cómo se encuentra? -pregunta.
-Bien. -aseguro aún perdido.
-Es un milagro que usted haya salido ileso. -asegura.
-¿Estoy bien? -me hago el extrañado.
-Su novia no ha salido tan bien. -anuncia.
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Me reincorporo quitandome los cables y el doctor me agarra.
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-Estás bien pero aún muy sedado. -asegura.
-Quiero verla, doctor ¿qué le ha pasado? -pregunto desesperado.
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Coje aire y retengo el aire evitando llorar delante de este señor.
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-Tiene una rotura en toda la zona del tobillo, grandes cortes en su cuerpo y si no se mueve durante un periodo largo sus costillas saldrán ilesas. -asegura.
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Froto mis ojos captando toda la información mientras me culpo de toda esta mierda: nunca debí haber llegado a su vida.
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-Déjeme ir a verla. -suplico.
-Está su madre con ella. -dice serio.
-¡Estoy bien! Déjame verla. -alzo la voz realmente nervioso.
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Entran varios enfermeros y suspiro tumbandome en la cama pues pretendían se darme nuevamente ya que piensas que estoy delirando del dolor.

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La rosa negra
VampirosLa mujer más sencilla que puedas encontrar, universitaria de dieciocho años en Madrid a la cual su padre abandonó hace tres años provocando que su madre caiga en una profunda depresión choca con él, un abogado de veinticinco años el cual lo último q...