Capítulo 34

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Malala Lorenzo.
Viernes 10 de Abril, 12.30
°
Salgo de la última clase de esta semana hablando con Helena pues ella está demasiado agobiada con los exámenes que viene pues son los segundos más "duros" que tenemos desde que entramos en la carrera.
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-¿Vas con tu novio? -pregunta.
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Niego con la cabeza suspirando y ella frunce el ceño.
Nose nada de Jesús desde el lunes, desde que me fui de su casa: me gritó, me trato bastante mal alternándose de una manera que jamás me habría imaginado de él. No me ha buscado tampoco y ni siquiera ha tenido el valor de ponerme un mensaje ¿me habré equivocado de hombre?
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-No es mi novio. -aseguro.
-Pues hacéis una pareja preciosa y se nota a kilómetros que estáis enamorados. -asegura ella.
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Rio agitando la cabeza y escucho el motor de un potente coche acercarse a nuestra zona.
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-Pues miralo, ahí está. -lo señala.
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Acaba de aparcar su coche junto el edificio donde yo doy clases, se quita las gafas de sol y Helena se marcha dejándome sola, parada y expectante sobre qué hará él.
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-Bebé. -dice moviendo las gafas de sol en sus manos.
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Me mantengo callada, aparto la mirada y agarra mi brazo en cuando hago el intento de irme.
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-Porfavor, perdón, no he tenido el valor de buscarte. -asegura.
-¿Por qué? -pregunto.
-Te trate muy mal. -murmura.
-¿Y por eso huyes? -reprocho.
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Encoje sus hombros, suspiro y me suelto del agarre.
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-Estaba mirando tus libros y si no quieres que mire ahí me lo adviertes, yo también hice mal mirando donde lo debía pero ¿merezco que me grites de esa manera? -pregunto fría.
-Te dije que no soy como piensas. -murmura.
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Entreabro los labios y suspiro.
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-Si Jesus, eres tal y como pienso pero simplemente eres... Joder, nose, eres complicado. -aseguro.
-Aléjate de mi. -suplica.
-¿Vienes después de una semana a decirme que me aleje de ti? -pregunto seria.
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Asiente y niego con la cabeza.
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-Te advertí que si ibas a volver a follarme  aceotabas las condiciones de que yo entrase en tu vida, ahora te jodes. -aseguro firme.
-Aléjate de mi. -insiste sin voz.
-PÍdeme perdón por los gritos. -ordeno.
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Rie nervioso moviendo la cabeza y le quito las gafas de sus manos.
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-Perdón bebé, me pasé. -asegura.
-No va a volver a pasar. -me pongo sus gafas.
-No. -sonrie levemente.
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Tiro de su camiseta pegandolo a mi y muerdo su labio.
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-Llévame a casa. -suplico.
-Ven a la mia. -suplica.
-Mi casa está sola. -murmuro.
-La mía también. -muerde mi labio.
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Sonrio levemente, Jesús me besa con suavidad y asiento.
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-Yo conduzco. -murmuro.
-Me pones muchísimo cuando conduces. -asegura.
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Sonrio y tira de mi brazo suavemente hasta el coche pensado que hoy seguramente sea el primer día que me lleve a esa famosa habitación.

La rosa negra Donde viven las historias. Descúbrelo ahora