La rosa negra

Capítulo 74

Malala Lorenzo.
Sábado 8 de Mayo, 18.35
°
Donduzco todo lo rápido que puedo a su casa sintiendo como no para de mirarme en todo el trayecto, me tenso al sentir su mano sobre mi brazo y lo miro un instante.
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-Gracias. -dice.
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Sonrio negando y cierra los ojos.
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-Presionate la herida. -suplico.
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Llego a su casa metiendo el coche en el garaje externo, salgo de ahí ayudándole a llegar adentro y voy directa al botiquín pues aún recuerdo donde está.
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-Han pasado tres años ¿cómo te acuerdas? -pregunta dolorido.
-Jamás me olvidaría de esta casa. -murmuro tensa.
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Saco el yodo para poder curarlo y lo miro.
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-Quítate la camisa. -digo seria.
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La tensión que estoy sintiendo en estos momento me está pasando una mala factura pues tenerlo aquí enfrente sangrando, ambos solos en la casa donde tantas cosas pasaron... Joder, todo esto me resulta tan extraño y difícil.
Se la quita viendo un corte muy leve que abarca todo su abdomen, eso es lo que le sangra.
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-¿Puedo tocar? -pregunto.
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Sonrie tierno.
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-Tú no tienes que pedir permiso. -susurra.
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Curo la zona afectada como mejor sé, le vendo el abdomen pues es bastante grande y el sangrado poco a poco va a menos, prefiero que tenga todo bendado.
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-¿Cuanto tiempo tengo que tenerlo así? -pregunta.
-Hasta que no haya riesgo que vuelva a sangrar, quítatelo para la ducha y te lo haces de nuevo. -explica.
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Me reincorporo guardando todo en el botiquín y él se pone en pie costosamente.
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-¿Qué ha pasado para tener ese corte? Ese corte no estaba en tus marcas. -pregunto esperando una respuesta cortante.
-El otro día tuve una fuerte caída y como no se curarme ahí se quedó. -explica serio.
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Agarro el botiquín, voy a guardarlo y bajando las escaleras veo como coje dos copas de la vitrina.
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-Me marcho ya Jesús. -me pongo nerviosa.
-Quedate, vamos a bebernos el vino que me trajiste el otro día. -susurra tenso.