Jesus Oviedo.
Lunes 9 de Marzo, 10.45
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Me quito las gafas las gafas de sol bajando del coche, suspiro colocando bien mi reloj pues me están ardiendo las cicatrices y cada día me duele más sentir el sol.
Abro la puerta de mi sede viendo de espaldas a una chica de cabello rizado con unas curvas muy marcadas, es ancha, justo como Malala... Esa chica... Quiero volver a verla, me resulta tan preciosa.
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-Ahí está el señor. -dice mi secretario.
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Grata es mi sorpresa cuando esa joven que estaba girada me doy cuenta que es ella junto una señora mucho más mayor.
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-¿Usted y yo nos conocemos? -pregunto haciendome el loco.
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Me acerco a ella, asiente levemente y sonrio.
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-Me alegro de volver a verla, Malala. -beso su mano como la otra noche.
-Igualmente Oviedo. -dice tensa.
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Saludo educadamente a la señora que está junto a ella y pasamos los tres a mi despacho.
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-Cuénteme. -digo encendiendo mi ordenador.
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Me cuanta todo lo que debo saber desde la "desaparición" de su marido hasta la aparición de un cadáver con claras evidencias a que sea él, me da todos los papeles y los observo mientras continúa hablando.
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-Deje que la policía investigue, ha hecho bien poniéndose en manos de un abogado pues si esto se complica son muchas horas de juicio las que nos esperan. -comento serio.
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Su madre recibe una llamada y sale de la sala pidiendo disculpas haciendo que la observe
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-Tenías el cabello liso. -comento.
-¿Ahora me tuteas? -rie.
-Eres una clienta y debo tratarte con respeto. -explico serio.
-¿Y ahora que soy? -ataca.
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Me mantengo en silencio y ella rie.
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-Mi pelo es rizado pero ese día lo alisé. -responde a lo primero que le dije.
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Sonrio observando su rostro y mi labio inferior se cuela entre mis dientes inevitablemente.
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-Sigo pensando igual que la otra noche, eres preciosa. -alago.
-¿Ya te follaste a mi amiga y pruebas suerte con otra? -pregunta riendo irónica.
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Muevo mi cabeza.
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-Te equivocas conmigo. -digo serio.
-¿A sí? -alza una ceja.
-Tienes razón al decir que estuve con tu amiga, es verdad, el baño del restaurante nos fue suficiente pero contigo un simple baño no lo sería. -murmuro.
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Endereza su espalda y me inclino hacia alante apoyando los codos en la mesa.
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-No juegues con la oscuridad. -aconsejo realmente ronco.
-¿Tienes miedo a tenerme en la oscuridad? -murmura sonriendo levemente.
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Rio de lado apoyando mi espalda en el respaldo y muerdo mi labio callando todos mis pensamientos pues su madre entra por la puerta.
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-Disculpe. -toma asiento.
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Pestañeo regresando a la realidad y continuo explicando todo lo que debe hacer en caso de que ese cadáver sea de su esposo pero realmente tengo la mente en la hija pues sus curvas mezcladas con la manera que hoy me ha hablado... ¿por qué no me había cruzado antes con ella?
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La rosa negra
VampireLa mujer más sencilla que puedas encontrar, universitaria de dieciocho años en Madrid a la cual su padre abandonó hace tres años provocando que su madre caiga en una profunda depresión choca con él, un abogado de veinticinco años el cual lo último q...