Malala Lorenzo.
Martes 24 de Marzo, 13.50
°
Toco la mano que tiene sobre mi pierna y lo miro.
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-Dejame conocerte. -suplico.
-Te voy a hacer daño. -advierte.
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Encojo mis hombros y suspiro.
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-Ahora eliges tú, Jesus, si solo he sido un polvo para ti no quiero que me vuelvas a llamar pero si seguimos manteniendo el contacto personal es porque me vas a dejar conocerte. -digo seria.
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Él sonrie levemente y encoje sus hombros.
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-Ninguna mujer se había interesado de esa manera en mi. -confiesa.
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Muerdo mi labio y encojo los hombros.
Arranca en coche y conduce siguiendo mis indicaciones, frena en un pequeño atasco y me mira agarrando mi mejilla para acariciarla con el pulgar suavemente.
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-Sí me llamas señor mientras mantenemos relaciones, yo... -lo callo.
-Algo provoca en ti esa palabra y por eso la uso, quiero que un día explotes y me demuestres por qué causa tanto en ti. -aseguro.
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Niega con la cabeza y avanza un poco el coche.
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-Joder, si esque nadie se ha interesado en mi ¿por qué lo haces tú? -pregunta.
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Rio tierna y beso su mano.
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-Porque sé que necesitas a alguien en tu vida, joder, se nota de lejos que necesitas a lguien con quien hablar, estás amargado. -digo riendo levemente.
-Ah, gracias. -reprocha divertido.
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Me fijo en que tiene varias quemaduras asomando por el cuello de su camisa y paso mis dedos por ahí haciendo que se aparte levemente.
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-Esa parte de mi es aún muy pronto para descubrirla. -dice muy tenso.
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Asiento intrigada y preocupada pues se notan que son fuertes quemaduras.
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-Tomo anticonceptivas, por si te rondaba algo en la cabeza. -advierto.
-Me lo imaginé cuando te dió igual hacerlo así, tal cual. -dice serio.
-Eso fue porque estaba muy cachonda, realmente jamás había estado tan caliente, normalmente si es desconocido le pido que use preservativo. -explico mirando por la ventanilla.
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Frena frente la puerta de mi casa, lo miro y tose levemente.
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-No quiero que nadie sepa esto, porfavor. -digo dulce.
-Nadie se enterará de esto. -asegura.
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Lo miro, él muerde su labio y cuando los nuestros se rozan lo freno sonriente.
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-Llamame. -murmuro.
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Bajo del coche pero el vuelve a usar la técnica del agarre del brazo.
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-Así no son las cosas bebé. -dice serio.
-¿Bebé? -alzo una ceja.
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Asiente, encoje sus hombros mientras me acerco a él agarrando su nuca y beso su labios suavemente notando como sus manos se apoyan en la parte baja de mi espalda, cierro los ojos con suavidad y muerdo su labio justo al finalizar el beso.
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-¿Cuando nos volveremos a ver? -pregunta él.
-Nose. -murmuro jugueteando con su cuello.
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Dejo varias marcas en venganza a lo que él me ha hecho y rie.
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-¿Podemos cenar el viernes? -pregunta.
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Sonrio alejándome de su cuello y asiento.
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-Eres preciosa. -murmura antes de volver a besarme.
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Sonrio sobre sus labios y agarra mi trasero antes de alejarse de mi.
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-Llamame ¿vale? -pregunto sonriente.
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Asiente montándose en el coche y muerde su labio antes de arrancar para marcharse, mierda, me he quedado con su americana puesta.
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La rosa negra
VampirgeschichtenLa mujer más sencilla que puedas encontrar, universitaria de dieciocho años en Madrid a la cual su padre abandonó hace tres años provocando que su madre caiga en una profunda depresión choca con él, un abogado de veinticinco años el cual lo último q...