Jesus Oviedo.
Martes 24 de Marzo, 13.10
°
Ella aún está gimiendo sin parar dandome cuenta que es una de esas mujeres que tarda en venirse y juraría que es multiorgasmica.
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-Señor... -murmura en mi oído y paro mis dedos en seco.
-Malala, porfavor... -murmuro.
-No pares. -busca mis labios.
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Ella me besa de una manera tan húmeda, sexy y entregada... Nadie jamás me había besado así, jamás me había sentido tan atento a una mujer cuando mantengo relaciones convencionales.
Ella consigue bajar levemente mi pantalón y la observo pese que apenas se ve aquí dentro.
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-Folleme señor. -aprieta el bulto de mi sexo.
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Que me esté hablando de usted me esta haciendo perder la cabeza y, joder, no puedo, debo centrarme.
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-Para... -suplico.
-Folleme, se lo suplico. -dice moviendo sus caderas al son de mis dedos.
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Agarra el elástico de mis boxers bajandolo y toma mi miembro entre sus manos haciendo que entreabra los labios.
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-Señor... Portese bien conmigo. -suplica totalmente llevada por el calor de la situación.
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Cierro los ojos pero a este punto nada puede controlarme haciendo que la coja entre mis brazos entrando en ella, lanzo su camiseta a cualquier parte de esta minúscula sala y Malala cierra los ojos aferrándose a mi cuerpo mientras mi miembro cada vez entra y sale más rápido al son de sus hermosos gemidos con los que tanto he soñado.
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-Señor... -gime.
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Golpeo levemente su trasero pero algo en mi frena ese gesto antes de repetirlo de una manera más violenta.
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-Peso mucho, vamos a cambiar. -suplica.
-Callate,esto es perfecto. -aseguro.
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Ella gime en mi oído todo lo bajito que le es posible y me aferro a su trasero hundido en su pecho realmente lleno de placer: jamás había disfrutado tanto con una mujer haciendo una práctica que no sea con la que yo disfruto.
Ella no tiene miedo entrar en mi juego, realmente no sé si puede imaginar mi manera de practicarlo, pero se que estaría decidida a hacer todo conmigo.
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-Oviedo. -gime más alto en su primer orgasmo.
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Cierro sus hermosos labios con los mios hundiendonos en un beso el cual me hace correrme a mi dentro de ella despreocupandome por completo de las consecuencias y ella, totalmente abierta a mi, se corre por segunda vez verificando mi teoría sobre sus orgasmos.
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-Joder. -murmura.
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Se agarra a mi pecho pues le timban las piernas y se hunde en mi pecho.
La ayudo a vestirse y, tras salir de la salita donde estábamos vemos que el día se ha puesto realmente negro y oscuro: hay una tormenta realmente fuerte.
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-Mierda. -maldice ella agarrando su cabello.
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El calor de la situación a provocado que la melena lisa se rice y puedo sentir sus pezones erectos por el frío que ahora hace de camino a la salida.
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-Toma. -le doy mi americana saliendo del edificio.
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Ella me mira sonriendo y paso mis brazos por sus hombros.
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-Te llevo a casa. -aseguro.
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Asiente sin poner pega alguna y, literalmente, corremos hasta el coche que está junto la puerta.
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-Mi madre me va a acribillar a preguntas. -asegura viendo todas las marcas de su cuello.
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Sonrio.
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-Lo siento. -digo mordiendome el labio.
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Ella me mira y mueve su cabeza hasta que pongo mi mano en su pierna realmente serio.
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-Aléjate de mi si no quieres que esto vaya a más, yo no soy bueno para nadie y no quiero que me veas como el monstruo que soy, no puedo meterte en un mundo tan duro pero es que joder, te deseo tantísimo... -confieso preocupado por ella.
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La rosa negra
VampirosLa mujer más sencilla que puedas encontrar, universitaria de dieciocho años en Madrid a la cual su padre abandonó hace tres años provocando que su madre caiga en una profunda depresión choca con él, un abogado de veinticinco años el cual lo último q...